Evolución natural: Así es «La Jauría», serie que ya confirmó su segunda temporada
Razones para animarse, o no, a ver la primera parte de esta historia, uno de los grandes estrenos de Amazon Prime Video durante julio.

La Jauría
Lobos y ovejas, leonas y corderos. Las referencias animales y naturales son parte de «La Jauría», la serie de Fábula que confirmó nueva temporada esta semana, y la segunda chilena de Amazon Prime Video.
La primera, en un tono prácticamente opuesto, fue «El Presidente», que contó el ascenso y caída de Sergio Jadue en la FIFA como la farsa que es. Pero, eso sí, ambas series tienen algo en común, entregando la óptica chilena de un tema global, marcando presencia con formas de hablar y de actuar.
Esta vez, se trata de un asunto urgente, mucho más serio que la corrupción en el fútbol: la lucha feminista para detener la violencia de género y exigir la igualdad, expresada en el micromundo de un colegio de la cota mil, en toma por sus alumnas que acusan a un profesor de abuso, al tiempo que se movilizan por la desaparición de una de sus compañeras (Antonia Giesen). El hecho esconde algo aún más sórdido: una adolescente desaparecida y un juego organizado a través de internet que trata a las mujeres como «presas» y a los hombres como lobos organizados en manada nacidos para cazarlas, sin importar la violencia que eso implique.
El caso es encabezado por un trío de policías (Antonia Zegers, María Gracia Omegna y Daniela Vega) con diversos conflictos personales que repercuten en su trabajo y en sus grados de involucramiento con el caso. Todo, y no solo por tratarse de personajes femeninos, está contado con la necesaria perspectiva de género que el tema requiere, y que se implica incluso en los problemas laborales, de credibilidad y de respaldo que muchísimas mujeres sufren en todo tipo de ambientes.

Un elenco de nuevos talentos de la actuación (Paula Luchsinger, Mariana Di Girolamo, Lucas Balmaceda o el muy joven Clemente Rodríguez) se combina con clásicos actores del cine y las teleseries locales, donde figuras como Francisco Reyes (el sacerdote director del colegio), Claudia Di Girolamo (una de las apoderadas que exige volver al status quo), Marcelo Alonso (un profesor acusado de abuso) o Amparo Noguera (tal como en las teleseries de los estertores de TVN, una madre que sufre por la desaparición de su hija) entregan la posta de una época dorada desmantelada por malas decisiones ejecutivas y escasa adaptación a los nuevos tiempos, intentando dar con el eslabón perdido entre las clásicas teleseries noventeras que hoy brillan en YouTube y las nuevas narrativas globales que proponen las plataformas de streaming.
Es justamente esa globalidad la que exige a productoras como Fábula un salto cualitativo frente a lo que queda de las viejas áreas dramáticas de las televisoras -que no supieron adaptarse a los parámetros de la industria audiovisual actual-, y sin perder de vista la necesidad de contar Chile desde Chile, dejando las clásicas excusas relativas al acento o al costumbrismo, que por años impidieron la exportación de series o telenovelas locales.
Sin embargo, la deuda sigue en la claridad narrativa. Es imposible determinar si el trabajo original (a cargo de Paula del Fierro, Enrique Videla y el argentino Leonel D’Agostino) o la reescritura, acreditada por la también trasandina Lucía Puenzo -directora de la serie- tiene la responsabilidad de diversos excesos en los nudos dramáticos, en ciertas escenas (el dudoso “homenaje” al Divino Anticristo del barrio Lastarria a cargo de Mateo Iribarren) e incluso en los diálogos (como una cuestionable apelación a «si es autista», por parte de la policía interpretada por Antonia Zegers frente a un sospechoso). También resta varios puntos la estética del juego, supuestamente ejecutado desde la deep web de internet, pero con un diseño que recuerda a películas tan mal envejecidas como The Matrix o a lo peor de las comedias ochenteras.

Errores que confunden y saturan una historia que es atractiva en su base, pero que intenta abarcar múltiples temas a partir del conflicto central en 8 episodios que a ratos se sienten pocos con su intensidad y sus abigarradas subtramas, y con un desenlace que, sin duda y pese a dejar las puertas abiertas para la segunda temporada, pudo ser mucho más improbable.
Son las actuaciones las que atrapan y permiten un visionado rápido. Es un deleite ver cómo crece y se transforma el trío protagónico de policías, comandadas por una severa y efectiva Antonia Zegers, una María Gracia Omegna con un carácter y una dulzura que conecta con la audiencia, y una Daniela Vega quizás algo contenida en su rol, pero intensa y directa, con una de las subtramas que quizás más prometía (en conjunto con una especie de senséi policial caído en desgracia, a cargo de Alfredo Castro), pero que se queda en el camino.
Con todos sus detalles, el mayor acierto de «La Jauría» es tomarle el pulso a un conflicto social que se expresa en todas las veredas de las sociedades chilena y mundial. No solo la misoginia y la violencia son parte del día a día de muchas, sino que la desorientación del ser masculino -sobre todo en los más jóvenes, ansiosos de pertenecer a un grupo de referencia y forzados a seguir pautas anacrónicas, por crianza o por abandono parental y de modelos- amenaza con volverse una reacción al feminismo que, como todo lo reaccionario, no parte de ningún otro lugar que no sean el miedo y la carencia de afectos. Son las ideas más interesantes de la serie, aun cuando por su género -el thriller- quedan desvanecidas en su desarrollo.
Pero, al mismo tiempo, y desde la interpretación y el punto de vista, «La Jauría» es la consecuencia de años de trabajo dedicado, de talento y de preparación para un futuro grande. Tan grande como esas viejas teleseries que confiaron en jóvenes actores y guionistas para foguearlos, con miras no solo a crear una industria local, sino a hacerse cargo de su época y del país en que nace, para mirar, desde ahí, al futuro.
Por Rocio Novoa y Valentín Romero
Sigue a ADN.cl en Google Discover
Recibe nuestros contenidos directamente en tu feed.























