Exitosos estrenos en Festival Musicahora de La Serena

Estando a un año de que cumpla dos décadas, el Festival Musicahora de La Serena, sigue cimentando una reputación de excelencia musical, y de cotizada vitrina tanto como para la composición moderna y contemporánea, como para los intérpretes dedicados a estas vertientes, y además de constituir un espacio de reflexión en torno al sentido de las vanguardias de la música en la actualidad.

El buen marco de público que llegó por cinco días al Departamento de Música de la Universidad de La Serena en este 2023 pudo presenciar las presentaciones del Ensamble F(r)actura de Valparaíso, el grupo de improvisación Círculo Niño Fantasma, la Orquesta Universitaria La Serena, y quienes fueron los invitados internacionales de esta versión, el Kommas Ensemble de Alemania.

Un grupo de solistas de estos últimos se unieron al conjunto que tradicionalmente cierra el festival, la Orquesta Sinfónica U. La Serena, para un inspirador concierto de clausura el pasado viernes 8, que fue dirigido por el maestro chileno Lautaro Mura, el mismo que realizó una triunfante fecha en la Sinfónica Nacional de Chile hace unas semanas.

Fueron cuatro estrenos absolutos en el Festival Musicahora, todos de creadores chilenos, comenzando por ‘Totem’ de Macarena Rosmanich, caracterizada por masas sonoras que se expanden, trémolos, texturas amenazantes, efectos eólicos, todos recursos que no dejan indiferente y que fueron tratados con gran prolijidad por Mura y la orquesta serenense.

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Le siguió ‘Veredas’ de Pablo Vergara, para grupo de cuerdas y violín solista, que fue interpretado por Johannes Haase del Kommas. Un carácter hipnótico inunda una pieza muy efectivamente escrita, en que acordes secos provocan contraste dentro de un discurso ondulante, y que incluye cautivantes silencios.

Sostenidos por la sección de vientos de la orquesta, otros solistas del Kommas, participaron en ‘K’an – Fueron Deshojados’ del compositor nacional radicado en Alemania, Francisco C. Goldschmidt. Estos fueron Ramón Gardella (percusión), Alba González i Becerra (viola), Elio Herrera (cello), Sally Beck (flauta), y Moritz Schneidewendt (clarinete). Un metálico inicio en las percusiones fue dando pie a un envolvente material, donde adquiere una relevancia el ritmo. Salvo el percusionista, los solistas se iban sumando al discurso musical provenientes de distintas partes del auditorio, provocando un atractivo resultado sonoro.

Una línea de Oscar Wilde inspiró la pieza ‘Esa Pequeña Bóveda Azul que los Presos Llaman Cielo’, del joven creador Antonio Hasbún-González. Esta partitura fue ganadora de la convocatoria que el festival realizara para este concierto final. El compositor ocupa una amplia paleta sonora más una buena cuota de elementos dramáticos con que consigue el máximo de rendimiento de una orquesta dentro de un marco estructural bien tradicional.

Hasbún-González se perfila como una interesante nueva voz de la composición chilena y da cuenta el buen panorama que tiene esta artesanía en nuestro país. La interpretación, por otra parte, vuelve a confirmar que Lautaro Mura es un notable director de nuestro suelo, y al que debiésemos ver más seguido frente a las orquestas de todo el país.