¿Tratamiento de por vida? Qué pasa cuando dejas las inyecciones para perder peso
Expertos advierten que, al cortar el suministro de la hormona sintética GLP-1, el cuerpo queda descompensado y el apetito vuelve con mayor fuerza, dificultando el mantenimiento de los logros.
¿Tratamiento de por vida? Qué pasa cuando dejas las inyecciones para perder peso / Alones Creative
Los medicamentos agonistas del GLP-1, como Ozempic, Wegovy y Mounjaro, han transformado la vida de millones de personas al silenciar el apetito y facilitar una pérdida de peso que las dietas tradicionales rara vez logran. Sin embargo, surge una pregunta crítica que la ciencia aún no logra responder con certeza: ¿Qué sucede cuando se interrumpe el tratamiento? Un reportaje de la BBC explora esta interrogante a través de testimonios y evidencia médica.
El regreso del “ruido de la comida”
Para muchos pacientes, el fármaco funciona como un interruptor que apaga el deseo constante de comer. Pero al dejarlo, ese alivio desaparece abruptamente. Tanya Hall, una de las entrevistadas, describe la experiencia como el encendido de un interruptor: “Al instante estás muerto de hambre”. Según relata, su mente vuelve a ser invadida por pensamientos intrusivos que le dicen: “Cómetelo todo, anda, te lo mereces porque hace mucho que no comes nada”.
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Este fenómeno se debe a que los medicamentos imitan la hormona natural GLP-1 que regula la saciedad. Al retirar el fármaco, los niveles hormonales caen y el cuerpo lucha por recuperar sus reservas de energía, provocando un aumento del apetito que puede ser difícil de controlar solo con fuerza de voluntad.
¿Un tratamiento crónico?
La experiencia de Tanya contrasta con la de Ellen, otra paciente citada en el reporte, quien logró continuar perdiendo peso después de dejar la medicación, apoyándose en los cambios de hábitos adquiridos. Sin embargo, los estudios sugieren que el caso de Ellen podría ser la excepción: investigaciones indican que muchas personas recuperan gran parte del peso perdido (a veces hasta dos tercios) dentro del primer año tras suspender las inyecciones.
Esto plantea un dilema financiero y de salud. En países como Reino Unido, donde 1,5 millones de personas pagan estos tratamientos de forma privada, el costo de mantenerlos de por vida es prohibitivo para la mayoría. Además, al ser medicamentos relativamente nuevos, los efectos secundarios de su uso a perpetuidad aún se están estudiando.
Los expertos concluyen que la obesidad es una condición compleja y, para muchos, estos fármacos podrían tener que considerarse tratamientos crónicos, similares a los de la hipertensión, en lugar de soluciones temporales.