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La nueva moda en Chile: cenas coreanas arrasan en Navidad y Año Nuevo con sabores explosivos

Cada vez más familias y grupos de amigos están reemplazando los menús tradicionales por sabores intensos, compartidos y festivos propios de Corea.

Getty Images | Referencial

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La cocina coreana dejó de ser considerada exótica en Chile para transformarse en una de las favoritas del público, especialmente en diciembre, cuando muchos buscan innovar en sus cenas de Navidad y Año Nuevo.

Según Alexander García, chef y socio de Koychi, cada vez más familias y grupos de amigos están reemplazando los menús tradicionales por sabores intensos, compartidos y festivos propios de Corea.

El chef explica que existe un fenómeno creciente: numerosos clientes arman su cena completa de fin de año con platos característicos del restaurante. El trío más solicitado combina japchae, pollo mixto doble y empanaditas kum mandu, una selección que —según García— “funciona perfecto” para celebraciones grupales.

El japchae, preparado con fideos de camote salteados y verduras, puede mezclarse con pollo, tofu, mariscos o bulgogi, una carne marinada con soya, pera, jengibre y ajo. Para el chef, este plato es “suave, pero distinto”, ideal para una mesa festiva y con un simbolismo especial: en Corea, los fideos largos representan buena fortuna y larga vida, lo que lo convierte en un infaltable para iniciar el año.

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Las empanadas kum mandu, rellenas de tofu, verduras o cerdo, aportan un toque asiático reconocible gracias al aceite de sésamo, la soya y el jengibre. Son livianas, aromáticas y perfectas para abrir la cena sin caer en excesos, explica García.

Otro plato estrella es el pollo mixto doble, típico en las celebraciones coreanas de Navidad. Crujiente y brillante, combina dos salsas tradicionales: la ganjang (soya dulce) y la yangnyeom (picante-agridulce). Su formato al centro de la mesa lo convierte en un plato ideal para compartir.

Para quienes quieran adoptar completamente esta tendencia, el chef recomienda un orden simple y efectivo: comenzar con las kum mandu, seguir con el japchae y cerrar con el pollo frito. “Cada plato aporta un contraste distinto de texturas y temperatura, lo que hace la experiencia más entretenida”, afirma.

El toque final puede venir con un brindis tradicional coreano: el somaek, una mezcla de soju y cerveza que suele rebajarse con agua para hacerlo más suave. Este gesto resume, según García, la filosofía coreana de celebrar cuidando el cuerpo.

La propuesta deja una alternativa distinta para quienes buscan despedir el año con algo más innovador que el menú habitual: una cena relajada, sabrosa y cargada de simbolismo, perfecta para sorprender en las fiestas de fin de año.

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