Marcelo Lagos advierte sobre un “evento gigante” en la zona central del país y cuestiona una sensación de falsa tranquilidad
Además, hace hincapié en que muchas veces “el terremoto no es el principal peligro”, sino sus efectos secundarios.

El geógrafo Marcelo Lagos lanzó una contundente reflexión sobre la vulnerabilidad de Chile ante eventuales sismos mayores, destacando la complacencia social pese a la acumulación de energía tectónica en regiones clave.
Según un sondeo de la Universidad de Los Andes y Tú Influyes, el 80% de los consultados anticipa un terremoto superior a 7,5 grados en el corto plazo.
De igual forma, el especialista enfatizó que “todos bien sabemos que si hay un terremoto ahora, es altamente probable que la estructura no vaya a colapsar”, reconociendo avances en normas de construcción.
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Chile destaca por su gestión efectiva de preparación y reacción ante terremotos, gracias a regulaciones estrictas y profesionales capacitados, lo que limita las víctimas fatales incluso en eventos sobre 8 grados.
“El único peligro natural en este país que tiene una gobernanza razonable, cuidadora, con normas y profesionales éticos, son los terremotos”, recordó el académico en el programa Nada Es Tan Grave.
“Podemos vivir con terremotos sobre 8 y no mueren personas. Los últimos años sí hemos tenido víctimas, pero comparativamente a la escala global, la mortandad es diferente”, valoró, aunque reconoce que como país hay deuda en temas como la educación y la salud.
Una sensación de tranquilidad frágil
Conforme a las capacidades que tiene el país, existe cierto nivel de tranquilidad y confianza al momento de superar estos eventos, en lo que refiere a las horas posteriores al sismo como tal.
Y es que existe la respuesta rápida y el restablecimiento de servicios o suministros básicos post-sismo, generando una sensación de seguridad que puede ser contraproducente al momento de tener preparativos individuales.
Lagos cuestionó “esa tranquilidad, ese ‘para qué me voy a preparar, para qué voy a tener una mochila si nunca lo he pasado mal después de un terremoto’; al otro día había agua, el Metro estaba funcionando”.
El llamado es a nunca perder la conciencia y tener presente que el panorama cambiaría en escenarios agravados, como cortes prolongados de servicios o sismos en días festivos con alta concentración playera.
Peligros secundarios
Más allá del movimiento telúrico, los peligros secundarios representan el mayor desafío: tsunamis a escalas considerables, incendios, explosiones y deslizamientos, áreas con escasa cobertura normativa.
“Hoy nadie pone en duda que un terremoto puede generar un tsunami gigantesco, hay alertas tempranas y el terremoto no es el principal peligro, sino que todo lo que viene. Eso sí, son elementos que están huérfanos en la legislación”, alertó el experto.
Estas consecuencias directas de los movimientos telúricos son las que en definitiva demandan mayor planificación urbana y evacuación costera.
Zona central en la mira
La zona central, incluida la capital, acumula energía sin liberaciones significativas desde el megaterremoto de 1960, elevando probabilidades de un sismo mayor.
“Estamos esperando un evento gigante. No lo miramos. Miramos para el norte y para el sur, porque nadie quiere mirar que en el patio de su casa se está acumulando energía”, sostiene Marcelo Lagos.
“En Chile estamos esperando un evento gigante en la Zona Metropolitana, y eso es complejo porque aquí está casi todo”, enfatizó con tono de alerta.
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