Mapa oculto del transporte público: estudio muestra que los buses más contaminantes terminan en los barrios más vulnerables
Lo Espejo, PAC y La Granja concentran flotas antiguas; Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea muestran mejores índices gracias a buses EURO VI y eléctricos.

Mapa oculto del transporte público: estudio muestra que los buses más contaminantes terminan en los barrios más vulnerables / Francisco Flores Seguel
Un estudio chileno reveló con datos de alta resolución que los buses más antiguos y contaminantes se concentran en comunas de ingresos medios y bajos, mientras que las zonas oriente de Santiago operan con flotas más limpias.
La investigación, publicada en Journal of Transport Geography, combinó GPS de más de 4.900 buses con información anónima de telefonía móvil para estimar, minuto a minuto, la exposición real de las personas a las emisiones del transporte público. El resultado: la contaminación efectiva por PM2,5 y NOx es hasta 37% mayor de lo que proyectaban los modelos tradicionales.
El mapa de emisiones elaborado por el equipo —integrado por investigadores de la PUCV, UDP, UDD e ISCI— muestra que comunas como Santiago, Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda y La Granja soportan la mayor carga contaminante, asociada a buses con estándares EURO III y III F. En contraste, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea registran menores niveles gracias a la presencia de buses eléctricos y EURO VI. Los más expuestos son adultos jóvenes (25-34 años) y grupos C3 y D, por su mayor dependencia del transporte público.

La clave metodológica fue incorporar “población flotante” y condiciones reales de manejo (pendientes, detenciones), factores que los enfoques clásicos no capturan y que subestiman la exposición. Con este enfoque, los autores afirman que el problema es estructural: la ciudad ha distribuido de forma desigual las tecnologías limpias, profundizando brechas territoriales de salud ambiental.
Revisa también:

Lejos de proponer “más buses”, los investigadores plantean una solución inmediata: redistribuir la flota priorizando la electrificación donde la exposición es mayor. En otras palabras, justicia ambiental en la asignación tecnológica, para que los beneficios de la descarbonización no queden concentrados en los barrios de mayores ingresos.
Julio Covarrubia, investigador de Entel y coautor del estudio, lo explica así: “El principal aporte de esta investigación tiene que ver con la naturaleza de los datos. La información de telecomunicaciones permite representar a la población flotante, es decir, lo que hacen las personas día a día. Por lo tanto, la exposición a la contaminación depende de dónde están las personas, ya que esta está determinada por la proximidad a las fuentes emisoras. Esto nos permite diseñar medidas más adecuadas para los lugares donde la gente realmente respira la contaminación, priorizando así las inversiones para mitigar la situación”.
El estudio, financiado por ANID y PUCV, llama a que la autoridad incorpore estos datos en la gestión diaria del sistema y en las licitaciones futuras del transporte público. La evidencia ya dibujó el mapa; ahora falta que la política pública se suba al bus correcto.
Sigue a ADN.cl en Google Discover
Recibe nuestros contenidos directamente en tu feed.























