¿Qué es la “apnea social” y por qué empeora los fines de semana?

La “apnea social” es un término que describe el empeoramiento de la apnea del sueño (pausas o respiración muy superficial al dormir) por factores ambientales y de conducta típicos del fin de semana: más alcohol, tabaco, trasnocho y cambios de horario. No es un diagnóstico nuevo separado, sino la misma apnea que se agrava por hábitos sociales, con efectos reales en cómo dormimos y cómo nos sentimos al día siguiente.

Un trabajo publicado en American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine siguió a más de 70.000 personas de 23 países durante tres años usando una alfombrilla que mide el sueño en casa (no solo una noche en laboratorio). El patrón fue claro:

• La probabilidad de apnea subió 18% los sábados vs. los miércoles.
• El alza fue mayor en hombres (21%) que en mujeres (9%).
• Menores de 60 años: riesgo 24% más alto el fin de semana (vs. 7% en mayores de 60).

“Nos sorprendió ver un pico muy pronunciado los fines de semana, que luego, durante la semana, se estabilizaba”, explicó la autora principal, la biotecnóloga Lucía Pinilla. Según la neumóloga Irene Cano, esto coincide con la práctica clínica: tras verano o fiestas “vemos un aumento marcado de consultas”, cuando abundan horarios tardíos y más consumo de alcohol, publica El País.

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¿Por qué pasa?

Los investigadores no probaron causas directas, pero la evidencia apunta a los hábitos:

• Alcohol: un metaanálisis sugiere que eleva el riesgo de apnea ~25%.
• Tabaco: múltiples estudios lo vinculan a mayor apnea.
• Jet lag social: acostarse y levantarse más tarde agrava la apnea. En el estudio, dormir 45 minutos extra el fin de semana aumentó 47% el riesgo de empeorarla.
• Estaciones: la gravedad aumenta 8–19% en verano e invierno (temperaturas altas, más sueño REM tardío en invierno).

Pinilla advierte que podemos estar subestimando la apnea porque muchas pruebas se hacen una sola noche, entre semana: si el problema “explota” viernes o sábado, el diagnóstico puede pasarlo por alto.

Por qué importa

La apnea del sueño afecta a cerca de mil millones de personas y hasta 80% estaría sin diagnosticar. No es solo ronquidos: sin tratamiento aumenta el riesgo de hipertensión y eventos cardiovasculares, diabetes, deterioro cognitivo y depresión. Dificulta el descanso, la concentración y la regulación del ánimo.

Señales de alerta (para sospechar apnea)

• Ronquidos sonoros y pausas respiratorias observadas por la pareja.
• Somnolencia diurna, cansancio “que no se va”.
• Cefalea matinal, boca seca, irritabilidad o falta de concentración.
• Despertares con sensación de ahogo.

Cómo reducir la “apnea social” (especialmente viernes y sábado)

• Cuida los horarios: procura acostarte y levantarte a horas similares toda la semana.
• Alcohol con límite: evita beber (o reducir al mínimo) 4–6 horas antes de dormir.
• No fumes (menos aún por la noche): el tabaco inflama vías aéreas.
• Evita “dormir de más”: esas “horas extra” del domingo empeoran la apnea en muchas personas.
• Duerme de lado y controla el peso si corresponde; eleva levemente la cabecera si hay reflujo.
• Cuida el ambiente: habitación fresca y ventilada; evita pantallas la última hora.
• Si usas CPAP, no la saltes el fin de semana.
• Monitorea, pero no substituyas: apps y dispositivos aportan pistas; el diagnóstico lo hace un especialista (polisomnografía o estudio domiciliario validado).

“La apnea del sueño es un problema de salud pública importante… nuestros hallazgos sugieren que su verdadero impacto puede estar subestimado”, resume Pinilla.Para Cano, el mensaje práctico es nítido: “Hay que considerar la variabilidad noche a noche en el diagnóstico y acompañarlo de recomendaciones de estilo de vida”.

En síntesis: si tus fines de semana llegan con más ronquidos, microdespertares y un lunes con “resaca” sin alcohol, no lo normalices. Ajusta hábitos, observa las señales y consulta: tratar la apnea mejora el descanso y protege tu salud a largo plazo.