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El desafío de ahorrar en Chile: solo un 21% de las personas logra juntar dinero de manera constante

Dentro de los descubrimientos más preocupantes del estudio, está que casi la mitad de los chilenos no puede ahorrar por falta de ingresos.

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Getty Images / Guido Mieth

La mayoría de los chilenos declara que no logra ahorrar de forma constante y que invertir se percibe difícil, técnico y lejano. Un estudio nacional de Criteria y Mercado Pago muestra que 62% dice que le cuesta invertir, mientras 59% reconoce estar poco informado en conceptos financieros básicos. El cuadro se completa con más de la mitad sin un método sistemático de ahorro, lo que tensiona cualquier plan de bienestar financiero.

El problema no es solo de percepción: falta de ingresos (49%), desconocimiento (38%) y miedo a perder el dinero (28%) aparecen como las tres barreras principales para ahorrar o invertir. En la práctica, muchos ahorran “cuando pueden” y guardan efectivo o usan cuentas sin rentabilidad, decisiones que priorizan seguridad inmediata, pero que erosionan el ahorro frente a la inflación.

A nivel de hábitos, solo 21% de quienes tienen ingresos propios ahorra todos los meses. En el otro 79%, el 40% declara no tener ahorros fuera de su AFP, el 34% ahorra de forma eventual y el 5% casi nunca ahorra. El estudio identifica además brechas territoriales: en la zona sur y regiones extremas predomina el efectivo “bajo el colchón”, mientras que en la Región Metropolitana hay mayor cercanía a productos financieros.

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Cuando se elige dónde guardar dinero, la población privilegia seguridad (42%), disponibilidad/liquidez (38%) y facilidad de uso (33%). Esa jerarquía explica por qué instrumentos simples y de bajo umbral de entrada, como las billeteras digitales, ya se ubican entre los tres productos más usados para ahorrar, detrás de la cuenta de ahorro y el depósito a plazo. Su adopción se asocia a apertura fácil, bajas comisiones y retiros simples, atributos que calzan con lo que la gente valora.

Detrás de estas elecciones persiste una sensación de exclusión financiera: la inversión se percibe “para otros” y, en efecto, solo 15% declara tener algún producto de inversión. Voces del mundo académico advierten que los hallazgos exhiben desafíos estructurales que requieren respuestas coordinadas entre sector público, privado y universidades, con la educación financiera como eje.

El diagnóstico metodológico aporta contexto: se encuestaron 1.310 personas, de 18 a 70 años, a lo largo del país, entre el 7 y el 11 de marzo, con muestra representativa por zona, edad y nivel socioeconómico. El patrón que emerge es consistente: se privilegian métodos percibidos como seguros, simples y líquidos, incluso a costa de renunciar a rentabilidad. El desafío, concluye el estudio, es acercar herramientas accesibles y comprensibles que conviertan el ahorro en un hábito estable y la inversión en una decisión informada, no en un salto al vacío.

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