Director de Criteria y alta desaprobación de Piñera: «Después del estallido social, no volvió nunca a generar un grado de aprobación»

En exactamente una semana terminará el segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Históricamente el último año de mandato, desde el regreso a la democracia, tiende a generar cierta aprobación entre la ciudadanía, a propósito de destacar los logros por sobre otras cosas; pero en el caso de Piñera, pareciera que su legado será romper esta tradición: de acuerdo a la encuesta Criteria publicada durante el jueves, la desaprobación llegó a un importante 73%.

El director de Criteria, Cristian Valdivieso, analizó en ADN Hoy estas cifras: «Hay una desafección importante por la persona de Sebastián Piñera que hace que, más allá que pueda tener logros concretos, específicos durante el último tiempo de su gestión, la gente no lo valore como lo haría hacia otro».

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«El juicio respecto a los cuatro años de gobierno del Presidente Piñera ya está hecho y no se va a mover. En general, tiende a ser negativo. Después del estallido social el Presidente no volvió nunca a lograr generar un grado de aprobación que le permitiera tener control de la agenda. Su desaprobación fue alta y permanente».

Sobre la tradición de la aprobación en el último año, y más allá de la exitosa gestión del proceso de vacunación en tiempos de pandemia, esto último «no repercutió de manera importante en la evaluación de gobierno. O visto de otra manera: si el gobierno termina con un 73% de desaprobación y la gestión de las vacunas hubiera sido mala, estaría cerca del 80%», señaló Valdivieso.

La comparación con su sucesor, el Presidente electo Gabriel Boric, es inevitable. Pero en el caso del magallánico, son las expectativas las altas: «Cando se ve el análisis de qué es lo prioritario, las expectativas no están puestas en un hecho en concreto, sino en una propuesta global de gobierno que apunta a una dinámica transformadora».

«Cuando digo esto, pienso en el Presidente Piñera: las expectativas eran empleo, crecimiento económico y economía. En el caso del gobierno de Boric, se le mira en un sentido más amplio, en una lógica de transformación en distintas aristas y distintos ámbitos. Eso es muy complejo de administrar porque no hay un hito que se pueda mostrar como adhesión ciudadana, pero tampoco hay algo que te haga ver día a día cómo avanzas, como por ejemplo el indicador de empleo», complejizó el sicólogo y fundador de Criteria.

Los liderazgos son distintos y en el caso de Boric, el símil es como con la expresidenta Michelle Bachelet: «Todo está puesto sobre sus hombros».

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Uno de los puntos que genera más esperanza entre la ciudadanía es el aumento del sueldo mínimo a $500 mil, que fue parte de las promesas de campaña del Presidente electo Boric. «Hay una percepción de la economía que no es negativa de lo que vendrá, sino que empieza a ser acuciante en el día a día y eso repercute en las expectativas del próximo gobierno (…) Se empieza a materializar como algo que amenaza: se acaban los IFE, los estímulos fiscales y eso afecta la cotidianeidad de las personas y el costo de la vida siga al alza. Está compleja la cosa y se vuelve duro», dijo.

Finalmente, sobre el proceso constituyente, el director de Criteria identificó dos puntos de análisis: primero, la dinámica de la Convención Constitucional; y segundo, el contenido del debate. Sobre lo primero, «tiene que ver con lo que se ve en medios o se informa en redes sociales, y eso no tiene que ver con el fondo, con el contenido de la Convención. Eso no tiene que ver con lo que se aprueba o rechaza. Dicho eso, la Convención tiene un nivel de evaluación positiva superior a todos los otros órganos políticos (Congreso, Gobierno, Partidos, etc.)».

«Eso no quiere decir que la Convención tenga una mala evaluación en el contexto general de las otras instituciones y tampoco está exenta al juicio crítico de la crisis de confianza de las otras instituciones. Al mismo tiempo, en la encuesta preguntamos por lo que se sabe, si la gente estaría dispuesta a aprobar o desaprobar, y hay mucho desconocimiento y duda, pero quienes saben están por aprobar. La pregunta es: por qué se desaprueba el proceso de la Convención y por qué se aprueba el contenido de esta».

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