• 22 DIC 2025

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Nicolás Ahumada: entre los Beatles y Ravel

El reciente ganador del Concurso de Composición “Luis Advis”, género clásico, conversó con ADN sobre su incipiente carrera, que ya genera interés por parte de orquestas e intérpretes.

Nicolás Ahumada

En las generaciones actuales de compositores “doctos”, no es infrecuente que paralelamente cultiven el rock o algún otro género popular de manera equilibrada. Es el caso de Nicolás Ahumada Yávar (n.1997, Santiago), compositor formado en la UC, principalmente con Miguel Farías, y que además lidera la banda Oliva, un conjunto de fusión, donde confluyen jazz, folk y otros estilos.

“Simplemente, me gustan las dos cosas, lo clásico y lo popular me apasionan, y me gusta poder integrar los conocimientos de una música a la otra”, comentó Ahumada en conversación con ADN.

Pero ha sido en el ámbito de la música de tradición escrita donde está cosechando relevantes triunfos. Recientemente, resultó ganador del Concurso de Composición “Luis Advis”, género clásico que organiza anualmente el Ministerio de las Culturas, con la composición “Sun, Lo Suave, El Viento”, que según él, “es una obra basada en un movimiento, en esta idea de generar movimiento de distintas maneras, y por eso tomé como inspiración el viento, que es esporádico, es algo que genera resonancia, y es el motor de la obra”.

En la final del concurso, celebrada en Coquimbo, la obra fue estrenada por la Orquesta Sinfónica Universidad La Serena dirigida por la maestra argentina Natalia Salinas. Coincidentemente, antes Ahumada había ganado una convocatoria de aquella orquesta para el prestigio Festival Musicahora, y su pieza “Kamikaze” fue ejecutada en la pasada versión de aquel encuentro. Y antes de todo esto, fue finalista del concurso que organiza la Orquesta Marga Marga en la quinta región.

Con estas y sus otras creaciones en el ámbito de música de cámara, Ahumada siente que todavía está buscando su estilo, pero hay ciertas líneas que tiene bastante claras: “Siento que mi música es programática, ilustra cosas, y yo al componer pienso que el material sea entendible, es importante transmitir una emoción al auditor”. Y añade que “me gusta mezclar ese aspecto visual, extramusical, con el elemento sorpresa, lo impredecible, repentino”.

Lo anterior lo ejemplifica con su obra “Jaco”, de 2020, para conjunto instrumental, que no es un homenaje a Jaco Pastorius, sino que relata, sin mediar palabras, una historia imaginaria, de un caballo que no puede correr bien, por lo que usa un ritmo de trote medio tropezado. Un poema sonoro, podríamos decir.

Ahumada no deja pasar oportunidad para demostrar su amor por los Beatles. “Para mí son un lugar seguro”, dice entusiasmado, “donde me refugio, y adonde voy cuando necesito inspiración. Siempre aprendo cosas nuevas con ellos, los he escuchado desde que tengo memoria”.

Por la otra vereda musical, reconoce su admiración hacia Maurice Ravel, “por lo rica que es su orquestación, un compositor muy ordenado, y muy clásico en su forma, además de ser emocionante”.

“Creo que las personas externas al mundo de la composición de música nueva se sienten ajenas por falta de acceso y por lo academicista que esta puede ser”, reflexiona, “la actual generación chilena que, al no ser tan apegada a la academia, puede construir puentes para que la composición deje de tener ese estigma de ‘ruido’ o ‘música extraña’. Por lo que me siento orgulloso del trabajo que están haciendo mis coetáneos, como Luciano Correa, Florencia Novoa, Tomás Brantmayer, Antonio Hasbún, Camilo Roca, Vicente Larroulet, y Ángel González, entre otros”.

En cuanto a próximos proyectos, dice que trabaja en una obra que le encargó Rodolfo Fischer para la Orquesta de Cámara de Valdivia, “y también dos obras para el guitarrista Raimundo Luco, una para guitarra sola, y otra con orquesta”.

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