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¡Se portó tan bonito! Bad Bunny hizo lo que quiso en más de dos horas de show en el Nacional

El Conejo Malo cantó más de cuarenta hits, subió a Pablo Chill-e al escenario, homenajeó a Los Prisioneros, tomó una copa de vino y hasta voló por los aires.

¡Se portó tan bonito! Bad Bunny hizo lo que quiso en más de dos horas de show en el Nacional

Hay esperas que valen la pena. Y la espera por el concierto de Bad Bunny en Chile lo valió. Y con creces.

Es que el Conejo Malo hizo lo que quiso en más de dos horas de show en el Estadio Nacional con su World’s Hottest Tour, donde los asistentes deliraron con su puesta en escena.

Una que incluyó una escenografía playera donde el cantante se sintió más que a gusto, interpretando desde ahí hits como Safaera, Me porto Bonito, Ojitos Lindos y tantos más que lo han alzado a lo más exitoso de la música mundial.

Tanto que su propuesta escénica no tiene nada que envidiarle a recitales tan espectaculares como el de Coldplay, ya que Benito también armó su propio espectáculo con luces y pulseras que se movían al ritmo de la música y que, a diferencia del evento con la banda británica, los asistentes sí podían llevárselas a modo de recuerdo.

Bad Bunny, Pablo Chill-e y una palmera voladora

Así, el concierto comenzó puntual a eso de las nueve de la noche. Y, desde que se encendió el escenario la energía no bajó jamás.

El artista partió la jornada saludando de forma especial. «¡Buenas noches Chile! Se siente cabrón estar de nuevo aquí con ustedes después de tanto tiempo. Bienvenidos al World’s Hottest Tour, el Tour Más Caliente del Mundo entero. Esta noche le toca a Chile, ¡por fin!», dijo.

Y agregó que «esta es la razón por la que yo estoy aquí, para que ustedes la pasen bien. Quiero que esta noche sea de ustedes, que bailen, que suden, que brinquen, que hagan lo que ustedes quieran. ¿Cuántos me extrañaban en Chile?», ante lo que el griterío se volvió ensordecedor.

Luego, se la jugó con todo. Y además de entregar hit tras hit tuvo momentos únicos y sorpresivos, como cuando se escuchó Tren al Sur en un minihomenaje a Los Prisioneros, subió a Pablo Chill-e a cantar con él Hablamos Mañana, tomó una copa de lo que parecía vino y de pronto voló por los aires sobre una pequeña isla con palmera.

Un instante más que preparado, con grúas y demases, donde emocionó con La Canción y con la cercanía que logró con el público de galería, que agradeció verlo un poco más.

Posterior a esto, Bad Bunny cerró su fiesta con un merengue de aquellos con Después de la Playa, finalizando así un show que tiene méritos más que suficientes para meterse entre los mejores del año, gracias a una fiesta desatada de la que todos quisieron ser parte.

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