Adiós a León Schidlowsky, forjador del modernismo musical en Chile

Por causas naturales dejó de existir en Tel Aviv el compositor chileno León Schidlowsky Gaete (1931-2022). En julio pasado cumplió 91 años. Hace un año, ADN daba cuenta de su presente musical al convertirse en nonagenario.

La importancia de Schidlowsky en la historia musical chilena es monumental. A comienzos de la década de los cincuenta, cuando alcanzó su maduración como compositor, se ubicó a la vanguardia de la escena chilena, muy conversadora en ese entonces.

Trabajó de manera sistemática todas las innovaciones estéticas que se cultivaban en el hemisferio norte, tales como dodecafonismo, serialismo, aleatoriedad, formas abiertas, e incluso música concreta, siendo su pieza “Nacimiento” (1956), adscrita a este último género, la primera obra electroacústica de toda Latinoamérica.

Un hito de su producción fue la Sinfonía “La Noche de Cristal”, de 1961, en recuerdo a los caídos en el Holocausto, que causó gran impresión tanto en el público como en la crítica, para su estreno por la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile. En 2015 la misma orquesta la volvió a montar, bajo la dirección de Juan Pablo Izquierdo, uno de los grandes promotores de su música, generando aclamación debido a su dramatismo y su muy característico mundo sonoro.

En 1968 recibió una Beca Guggenheim para radicarse en Europa, y un año más tarde fue nombrado profesor de composición en Tel Aviv, Israel, donde vivió el resto de su vida.

Obras máximas

Pese a la distancia, Chile siempre estuvo presente como inspiración en su creación musical. Una obra a destacar en este caso es la “Misa Sine Nomine (In Memoriam Víctor Jara)”, de 1979, donde ocupa notación gráfica. Este recurso se asocia a otra faceta creativa de Schidlowsky, menos conocida por estos lados, que es la de pintor. Es autor de una enorme cantidad de obras pictóricas.

Para los 60 años de la Orquesta Filarmónica de Israel compuso en 1996 la obra “Absalom”, que fue estrenada por el afamado director Zubin Mehta, quien lideraba en esos años aquella orquesta.

En 2014 fue galardonado con el Premio Nacional de Artes Musicales, lo que hizo reencontrarse con nuestro país después de muchos años. Fue nombrado miembro honorario de la Academia Chilena de Bellas Artes, y esta institución publicó un CD con algunas de sus obras emblemáticas como “Llaqui”, “Tríptico” y “Kaddish”.

De igual manera, interpretaciones de su música se multiplicaron a lo largo del país, y su vasta producción siguió creciendo hasta este año. En ella destacan fuertemente las obras sinfónicas, formato que el compositor manejó alto nivel técnico, y que generan un impacto en las audiencias por sus contrastes, y su sentido del drama.

Chile ha perdido no solo a un gran artista, sino que además uno que llevó el nombre de nuestro país a tierras lejanas, pues su música fue elogiada en los más importantes círculos musicales tanto europeos como norteamericanos.