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Letra y Música: Los mejores «ti-tú», efectos sonoros y arreglos propios de la balada romántica en español

En la columna musical de Ciudadano ADN, Ricardo Martínez revisó los más reconocibles arreglos sonoros que identifican a las canciones, presentes sobre todo en la balada romántica en español de los años 70 y 80.

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El ti-tú es un concepto que surgió en la edición anterior de «Letra y Música», la columna musical de Ciudadano ADN, y que hace alusión a los efectos especiales y arreglos que marcan el sello de una canción. Un elemento propio de la música popular, muy presente en la balada romántica en español de los años 70 y 80.

Por eso, el académico de Literatura Creativa UDP, Ricardo Martínez, dedicó la columna de esta semana a revisar los ti-tú más emblemáticos del pop.

«Gavilán o Paloma», Pablo Abraira: Quizás el más clásico en su tipo, este ti-tú remite inmediatamente a una atmósfera emocional de una época donde la radio AM era ama y señora de los hogares. Este arreglo es obra de Rafael Pérez Botija, «uno de los grandes absolutos» de la balada romántica hispana. 

«Espejismo Cruel», Nino García: Este ti-tú que asemeja a una gotita que cae es uno de los ejemplos chilenos más emblemáticos del elemento. «Sin Razón… la herencia musical de Nino García», de Alejandro Cuevas, un libro «hermoso y terrible», cuenta la tormentosa vida de este compositor fallecido por decisión propia en 1998, cuya obra estuvo muy inspirada en la balada española de las décadas de los 70 y 80, además de piezas sinfónicas y para publicidad.

«Sapore di sale», Gino Paoli: Los arreglos de este hit italiano de 1964 son obra de nada menos que Ennio Morricone, quien además de su obra vinculada al cine, trabajó con emblemas de la canción italiana de la talla de Domenico Modugno y Rita Pavone.

«Sinceridad», Ricardo Cocciante: Uno de los últimos hits del ítalo-francés, lanzado en 1983 y posterior a su etapa de grandes éxitos. En esta canción y este disco, Cocciante contó con la colaboración de los pocos músicos de sesión de «Pink Floyd: The Wall», por lo que tiene una gran influencia anglo. «Básicamente es una canción gringa transformada en canción italiana».

«Mi niña veneno», Ritchie: Hit creado por este músico inglés radicado en Brasil, que tras vincularse con Os Mutantes le «pega el palo al gato» con esta canción, que cuenta con la colaboración de Steve Hackett, guitarrista de Genesis.

«Me llamas», José Luis Perales: Una obra de Rafael Trabucchelli, influyente compositor italiano radicado en España, conocido como «el Phil Spector español». Trabucchelli instaló recursos como la «muralla de sonido»: muchos instrumentos sonando al mismo tiempo, buscando producir una canción llena, abombada, que funcionaba muy bien en las radios de transistores con banda AM. «Era música fundamentalmente hecha para escuchar en la radio de la cocina».

«Puede que te quiera», Sergio y Estíbaliz: También un tema tardío de este dúo, lanzado en 1983, donde trató de hacer un giro de onda disco, dejando de lado esa cosa folk vinculada con The Mamas and the Papas. Les fue pésimo, Para retomar ese estilo, Juan Carlos Calderón les hace esta canción. Combinación voces música californiana años 60.

«Vuelo blanco de gaviota», Ana Belén: Con un efecto muy singular, que asemeja un disparo de pistola láser, es la versión de «Days of Pearly Spencer», tema del irlandés David MacWilliams, en un cruce que demuestra «el pololeo estético» de la española con la música más tecno, en cierta etapa de su carrera.

«Flashdance (What a feeling)», Irene Cara: Una de las canciones con ti-tú en inglés más reconocibles de los años 80, producida por el ítalo-estadounidense Giorgio Moroder, «el rey del ti-tú» y responsable de gran parte del cancionero disco y de figuras como Donna Summer.

Entre los bonus-track, escogidos entre el público y la producción de Ciudadano ADN, aparecieron en la lista «The elephant never forgets», de Jean Jacques-Perrey, basada en la Marcha Turca de Ludwig van Beethoven pero más conocida por ser la música característica de «El chavo del ocho» («toda la canción es un largo ti-tú«), la muy setentera «Ring my bell», de Anita Ward, e incluso hits tan recientes como «Don’t start now», de Dua Lipa, una muestra de que «los ti-tú no perecen».

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