Uruguay nomás: A 70 años del histórico «Maracanazo» charrúa ante Brasil
Hace décadas se vivió una de las jornadas más importantes en la historia del fútbol mundial.

Durante esta jornada se cumplen 70 años de uno de los hitos más importantes a nivel mundial en la historia del deporte. El estadio Maracaná ha sido sede de eventos históricos, pero ninguno como la final de la Copa del Mundo de 1950, cuando Brasil se enfrentó a Uruguay.
Ambas selecciones sudamericanas llegaban en un muy buen nivel a definir el ganador del trofeo, sin embargo, el favoritismo de los locales era evidente por la presión que ejercían sus más de 170 mil espectadores en las tribunas (aunque incluso se especula que esa cifra pudo alcanzar los 220 mil hinchas presentes).
De hecho, todo parecía favorable para el equipo brasileño tras ponerse arriba en el marcador con gol de Albino Friaça Cardoso, conocido como Friaça, al arranque de la segunda etapa.
Pero ese gol fue la motivación que necesitaba el equipo uruguayo para poder revertir el marcador y quedar en la historia del fútbol mundial. Tras una gran jugada de Alcides Edgardo Gigghia, el charrúa cedió el balón para Juan Alberto Schiaffino quien marcó el 1-1 y dejaba igualado el marcador.

Para Julio Pérez, mediocampista derecho de aquel mítico equipo uruguayo y que fue parte de un especial de la revista Don Balón el año 1995, dicha hazaña deberá ser valorada por el resto de los días. «Los uruguayos nunca deben olvidar lo que hicimos esa tarde. Estamos en el medio de dos gigantes, Argentina y Brasil, y por eso cada triunfo del fútbol uruguayo es una gloria y un mérito enorme».
Pese a que con el empate, Brasil era campeón del mundo (considerando que aquel torneo se definió por una ronda final de cuatro equipos), Uruguay soportó el duro chaparrón que significaba la presión del «Scrach».
No obstante, en una contra mortal, Obdulio Varela cedió el balón para Gigghia, este combinó con Julio Pérez, y al momento de recibir el pase, fingió lanzar un centro para despistar al portero y así definir rasante, anotando el 2-1 que dejaba un silencio sepulcral en el mítico coloso sudamericano.
En conversación con Don Balón, Oscar Omar Miguéz, delantero de los celestes, confesó que dicha hazaña se cimentó en base a la convicción que tenían los jugadores. «Lo que hicimos se debió al gran esfuerzo que pusimos cuando muy pocos creían. Pero nosotros sí creíamos y por eso alcanzamos lo que ahora celebramos».
Pasaron los minutos y pese a las embestidas brasileñas, el marcador final sería beneficioso para los charrúas. Triunfo 2-1 que dejó enmudecido a todo un país. La Copa Mundial (en ese tiempo Jules Rimet) fue para los uruguayos que debieron celebrar en un estadio impactado por lo que sucedió en la cancha.
Roque Maspoli, arquero del combinado uruguayo, aseguró décadas después que todo el mérito logrado en aquella mágica jornada deberá ser refrendado por las generaciones venideras del fútbol uruguayo. «En la vida uno nunca quiere dejar mal parados a sus antepasados y por eso debe corresponder».
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