Cegó a personas y marchitó el brazo de un amigo: la sorprendente imagen de Jesús cuando niño en los evangelios prohibidos
A diferencia de la Biblia, el “Evangelio de la Infancia de Tomás” describe a un Jesús pequeño que hacía berrinches divinos y lanzaba maldiciones a sus compañeros.

Imagen creada con IA
Para la figura más influyente de la historia occidental, su biografía tiene un agujero negro de casi dos décadas. Conocemos su nacimiento en Belén y su muerte en Jerusalén, pero ¿qué pasó en el medio? Un reciente análisis de la BBC explora este enigma, revelando que la infancia de Jesús se mueve entre el absoluto silencio bíblico, las fantasiosas historias de los textos apócrifos y la dura realidad histórica de Nazaret.
El gran silencio bíblico
Si uno busca en el Nuevo Testamento, se encontrará con un vacío. Los evangelios de Marcos y Juan comienzan directamente con Jesús adulto. Mateo y Lucas narran la natividad, pero luego saltan abruptamente hasta que Jesús tiene unos 30 años y comienza su ministerio.
La única excepción es un breve relato en Lucas, donde un Jesús de 12 años se pierde en Jerusalén y es hallado debatiendo con doctores en el Templo. Fuera de eso, todo se resume en un solo versículo: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52).

Getty Imagen / Fred de Noyelle
Según los expertos consultados, este silencio no es un descuido. A los evangelistas no les interesaba escribir una biografía cronológica moderna; su objetivo era teológico. Para ellos, lo crucial no era si Jesús jugaba a la pelota o iba a la escuela, sino su muerte y resurrección.
El “niño terrible” de los apócrifos
Donde la Biblia calla, la imaginación humana intentó llenar los huecos. Existen textos antiguos, conocidos como evangelios apócrifos (no aceptados por la Iglesia), que narran una infancia muy distinta.
El más famoso es el “Evangelio de la Infancia de Tomás” (siglo II). Aquí, Jesús no es el niño modelo, sino una figura a veces caprichosa y temible que usa sus poderes para:
- Dar vida a gorriones hechos de arcilla (barro) en un día sábado.
- Secar (marchitar) el brazo de un niño que lo molestó.
- Dejar ciegos a los padres de un compañero que se quejó de él.
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Estos relatos buscaban satisfacer la curiosidad popular de la época, presentando a un niño divino que aún estaba aprendiendo a controlar su poder.
La realidad histórica: Un “tekton” en Nazaret
Más allá de las leyendas, la historia y la arqueología ofrecen un retrato más terrenal. Jesús creció en Nazaret, que en el siglo I no era una ciudad importante, sino una aldea agrícola minúscula de unas 400 personas.
Probablemente vivió en una casa pequeña de una sola habitación, compartida con animales por la noche. No fue un niño de clase alta; aprendió de José el oficio de “tekton”, término griego que se traduce comúnmente como carpintero, pero que refiere más bien a un albañil o constructor que trabajaba con piedra y madera.
Su educación habría sido la típica de un judío rural: oral, centrada en la Torá y la sinagoga, hablando arameo como lengua materna. Una vida ordinaria y anónima que, paradójicamente, es lo que hace aún más impactante su posterior transformación en el predicador que cambiaría la historia.
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