¿Batman nos hace ser mejores personas? El curioso estudio que revela el impacto que tiene la figura del héroe en nuestra vida real
Un experimento social en el metro reveló que un hombre disfrazado del Hombre Murciélago nos impulsa a ser más amables.
Un reciente estudio de psicólogos de la Università Cattolica del Sacro Cuore de Milán revela que la mera presencia de una figura inesperada, en este caso alguien disfrazado de Batman, puede aumentar significativamente la probabilidad de que las personas actúen con mayor amabilidad y altruismo en espacios públicos.
El experimento mostró que cuando el héroe de DC estaba presente en el metro, el 67,21% de los viajeros cedía su asiento a una mujer embarazada, cifra que se reduce al 37,66% en ausencia del superhéroe.
Esto indica que su presencia funcionó como un “interruptor” que rompe la rutina y despierta la atención hacia las necesidades ajenas, impulsando comportamientos prosociales sin que necesariamente los pasajeros se dieran cuenta de la figura disfrazada.
“A diferencia de las intervenciones tradicionales de atención plena, que requieren una participación activa, este estudio muestra cómo las interrupciones situacionales por sí solas pueden generar efectos similares” explicó Francesco Pagnini, coordinador del estudio publicado en npj Mental Health Research.
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El experimento consistió en observar en 138 viajes en metro cómo reaccionaban los pasajeros ante una mujer embarazada que solicitaba asiento. En las pruebas en que un hombre disfrazado de Batman entraba sin interactuar con nadie, la ayuda aumentó notablemente.
No se trataría entonces tanto del personaje en sí, sino del efecto que esta figura inesperada provoca: una ruptura de la “inercia” habitual en los espacios públicos que provoca un aumento momentáneo de la atención al entorno y la disposición a ayudar.
Sorprendentemente, casi la mitad de quienes cedieron el asiento admitieron no haber notado conscientemente al Batman, lo que sugiere que el impacto puede darse incluso sin conciencia total del estímulo.
Los investigadores plantean que el fenómeno podría responder a un “efecto priming” que activa valores culturales asociados al heroísmo y la ayuda, aunque esta hipótesis es más débil, considerando la falta de percepción consciente entre muchos participantes.
Este hallazgo abre la puerta a intervenciones prácticas para fomentar la amabilidad en el espacio público mediante “interrupciones positivas”, como instalaciones artísticas o performances, que reactivan la capacidad natural de cuidado hacia los demás sin necesidad de campañas masivas.
En definitiva, el estudio pone de manifiesto cómo un elemento inesperado puede transformar la experiencia cotidiana, despertando el lado más humano y altruista de las personas.
Queda pendiente investigar si este efecto es exclusivo de Batman o si otros personajes o estímulos tienen la misma capacidad para promover comportamientos prosociales. “La idea, en el fondo, es aprovechar el poder de lo inesperado para reactivar nuestra capacidad natural de cuidado hacia los demás”.
Este trabajo suma evidencia a las estrategias que buscan mejorar la convivencia social con gestos simples pero efectivos, demostrando que la humanidad puede despertarse de formas sorprendentes y sutiles en nuestro día a día.