Crédito de consumo en Chile: la herramienta cotidiana que hoy presiona los bolsillos
Su masificación lo convirtió en el salvavidas financiero más común, pero también en una de las principales causas de morosidad y procesos concursales. ¿Qué implica usarlo y qué ocurre cuando ya no se puede pagar?

Crédito de consumo en Chile: la herramienta cotidiana que hoy presiona los bolsillos / Getty Images
En Chile, el crédito de consumo se ha transformado en una herramienta habitual para millones de personas. Se utiliza para cubrir gastos urgentes, compras frecuentes o equilibrar el presupuesto mensual cuando los ingresos no alcanzan. En periodos de mayor demanda, como Navidad y Año Nuevo, mientras crecen también las dudas sobre sus riesgos y las consecuencias de no poder pagarlo.
Según la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), el crédito de consumo concentra una parte importante de la deuda de los hogares y se destina a estudios, electrodomésticos, vacaciones, emergencias médicas o consolidación de obligaciones. Suelen tener tasas más altas y plazos más cortos que otros productos financieros, por lo que elegir adecuadamente es fundamental. “Lo importante al escoger tu crédito de consumo es que te informes de las mejores opciones y ofertas relacionadas a tu capacidad de pago”, afirma Tania Olivera, abogada y socia de DefensaDeudores.cl.
Las cifras del Informe de Morosidad de Equifax y la Universidad San Sebastián del tercer trimestre de 2025 reflejan la presión que este tipo de deuda ejerce sobre los hogares. En Chile, 3.889.602 personas presentan morosidad, equivalente al 24,7% de la población adulta. La mora promedio alcanza los $2.387.497 y registra un crecimiento real anual de 6,7%. El GSE E es el más sobreendeudado, con deudas que equivalen a 4,8 veces su ingreso promedio.
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El impacto también se observa en los procesos concursales administrados por la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento. Entre enero y octubre de 2025 se iniciaron 9.169 procedimientos, de los cuales 3.532 correspondieron a renegociaciones y 5.609 a liquidaciones simplificadas.
Cuando una persona deja de pagar, enfrentará intereses moratorios, registro en DICOM, cobranzas extrajudiciales y eventualmente demandas civiles que podrían derivar en embargo y remate de bienes. “El problema de no poder hacernos cargo del pago de nuestros créditos de consumo es que pones en riesgo tu patrimonio”, advierte Olivera.
La Ley 20.720 contempla dos alternativas para quienes ya no pueden cumplir: la renegociación administrativa, que permite acordar nuevas condiciones de pago, y la liquidación voluntaria, dirigida a quienes necesitan cerrar sus deudas y comenzar de nuevo.
En un escenario de alto endeudamiento, informarse y anticipar riesgos es clave para resguardar la estabilidad financiera de los hogares.
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