Está en todos los hogares: el alimento que es tan beneficioso como la “chía, la cúrcuma o los frutos rojos”
Este flavonoide, concentrado en las capas externas del vegetal, actúa como un potente antioxidante y antiinflamatorio, además de poseer propiedades antihistamínicas.
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La dieta mediterránea es universalmente reconocida como uno de los patrones alimentarios más saludables del mundo, celebrada por su alto contenido de frutas, verduras y aceite de oliva. Sin embargo, más allá de sus ingredientes estrella, existe un componente humilde pero esencial en esta gastronomía: la cebolla. Este alimento, a menudo subestimado, es una fuente importante de proteínas, vitamina C, y minerales como hierro, calcio y potasio, pero su verdadero poder reside en un compuesto especial: la quercetina.
La médica y nutricionista Magda Carlas defiende que, si bien el término “superalimento” es más bien un concepto de marketing, la cebolla merece un lugar en esa lista, a pesar de carecer del exotismo de la chía o la cúrcuma. Esta reivindicación se basa en la alta densidad nutricional del allium y sus propiedades asociadas a la salud, que incluyen la capacidad de reducir el riesgo cardiovascular y combatir la retención de líquidos, informa Mens Health.
La cebolla, al igual que otros alimentos de su género, contiene sustancias que favorecen la diuresis y contribuyen a reducir la presión arterial. Además, su contenido en potasio la convierte en un ingrediente ideal para ayudar a combatir la hipertensión, según explica la doctora Carlas.
El componente más destacado es la quercetina, un flavonoide concentrado en las capas externas de la cebolla. Este fitonutriente proporciona importantes efectos antiinflamatorios y antioxidantes, ayudando a combatir el daño oxidativo y, potencialmente, ralentizando el envejecimiento. La quercetina también se ha relacionado con la reducción del riesgo de enfermedades inflamatorias e, incluso, puede ser beneficiosa para prevenir el deterioro cognitivo.
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Adicionalmente, la quercetina tiene propiedades antihistamínicas, lo que convierte a la cebolla en un alimento beneficioso para personas con alergias o infecciones. Este flavonoide también se encuentra en otros alimentos de la dieta mediterránea, como manzanas, uvas rojas, brócoli, té verde y frutos rojos.
Aunque la cebolla tiene un “daño colateral” conocido por todos —sus compuestos de azufre nos hacen llorar al ser manipulada—, la doctora Carlas considera que vale la pena el esfuerzo. Existen métodos caseros, como cortarla bajo el agua, enfriarla o usar un cuchillo bien afilado, que pueden minimizar las lágrimas y permitir disfrutar de todos sus beneficios nutricionales.