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Elecciones legislativas en Argentina: Milei juega “a todo o nada” en Buenos Aires y convierte comicios locales en plebiscito anti-kirchnerista

“Si conseguimos muy buenos resultados en las elecciones de provincia de Buenos Aires, podríamos estar poniéndole el último clavo al cajón al kirchnerismo” aseguró el presidente argentino.

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Getty Images / Anadolu

A horas de los comicios legislativos y municipales en la provincia de Buenos Aires, Javier Milei elevó la contienda a una pulseada “a todo o nada” con el peronismo kirchnerista, al que presenta como la matriz de los males del país. Las encuestas hablan de empate técnico —con ventaja mínima para el peronismo— en la mayor y más poblada jurisdicción de Argentina, bastión de Axel Kicillof y último gran refugio del kirchnerismo.

La apuesta es de alto riesgo para el oficialismo libertario: se trata de una elección local, donde pesa el entramado territorial de intendentes más que el arrastre nacional. El escenario que baraja La Libertad Avanza es ganar en 5 o 6 de las 8 secciones electorales, aunque el peronismo conserve la suma total de votos en las dos secciones más pobladas. Con ese mapa, Milei buscaría mostrar una provincia “más violeta que azul” de cara a las legislativas nacionales de octubre.

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El cierre de campaña estuvo marcado por llamados a la movilización y advertencias de catástrofes económicas y sociales si triunfa el kirchnerismo. En paralelo, el Gobierno navegó días convulsos: la difusión de audios internos —primero de un alto funcionario y luego de la propia Karina Milei— expuso fisuras en la Casa Rosada. Aunque los registros no revelan delitos, el hecho de que la secretaria general hubiese sido grabada en su despacho forzó una cautelar judicial para frenar nuevas publicaciones y reavivó críticas por “censura previa”.

La economía se volvió otro frente de desgaste. Para contener la presión cambiaria y preservar su principal logro —la desaceleración inflacionaria—, el Banco Central ofreció rendimientos muy por encima del IPC esperado y el Ejecutivo intervino con fondos del Tesoro en el mercado de divisas, poniendo en suspenso la flotación administrada acordada con el FMI. A esto se sumó una derrota en el Congreso, donde con votos opositores y de aliados se aprobaron normas que el Ejecutivo considera lesivas para su programa de equilibrio fiscal.

Con este telón de fondo, el resultado bonaerense será leído como un termómetro político del oficialismo: una foto favorable en el reparto seccional le daría oxígeno a Milei para octubre; una victoria peronista clara, en cambio, abriría interrogantes sobre la gobernabilidad económica y el control del relato frente a inversores y a la propia coalición de gobierno.

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