Deudas en Chile: a los cuántos años prescriben y qué beneficios entrega a los deudores

En Chile, las deudas pueden prescribir después de un periodo de tiempo, lo que significa que dejan de ser cobrables judicialmente. Una vez que un tribunal declara la prescripción, la persona afectada tiene la posibilidad de solicitar que sus antecedentes sean borrados de registros comerciales como DICOM. Sin embargo, este beneficio no es automático y requiere cumplir ciertos requisitos legales.

La prescripción se entiende como la extinción de la acción que tiene un acreedor para perseguir el pago de una deuda, ya sea bancaria o comercial. No es la deuda en sí la que desaparece, sino la posibilidad de iniciar un juicio de cobranza para obligar al deudor a pagar. En general, las deudas prescriben a los cinco años desde la primera cuota impaga, aunque existen plazos más acotados según el documento que respalde la obligación: pagarés y letras prescriben al año, mientras que las deudas hipotecarias lo hacen a los tres años.

Pese a lo anterior, no todas las deudas pueden extinguirse de esta forma. La legislación establece excepciones, como las pensiones de alimentos para menores de edad y las deudas previsionales, que no prescriben. Para el resto de los casos, es indispensable que sea el propio deudor quien alegue la prescripción, ya sea defendiéndose en un juicio de cobranza o demandando a la institución acreedora para que el tribunal la declare.

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La abogada Tania Olivera, socia de DefensaDeudores.cl, explicó en el programa ADN Te Escucha que el principal beneficio de la prescripción es que protege a los deudores frente a embargos o remates: “¿Tengo que pagar la deuda una vez se declare la prescripción? No, porque no existe una acción que pueda obligarte judicialmente a eso. Ya no habrá ninguna amenaza de embargo, porque el acreedor perdió esa oportunidad de haber cobrado dentro de los plazos legales”, señaló.

Especialistas recomiendan que quienes lleven varios años sin pagar una deuda consulten antes de repactar o cancelar, ya que en algunos casos es posible lograr la declaración de prescripción y liberarse definitivamente de la obligación. Eso sí, advierten que no basta con dejar de pagar: la prescripción debe ser validada judicialmente con la asesoría de un abogado.