“El país más seguro en luna llena”: esta es la particular “ley contra los hombres lobo” de Argentina que explotó en redes
En las últimas horas, una publicación en X volvió a poner en el centro de la atención una de las reglas más singulares y comentadas del país trasandino.

Agencia Uno
En las últimas horas, un tuit puso nuevamente bajo los reflectores a una de las normas más curiosas y comentadas de Argentina: la conocida como “ley anti hombres lobo”.
El posteo, que mostraba un mapa mundial donde solo Argentina aparecía marcada como país con este tipo de legislación, superó los 4 millones de visualizaciones y desató una ola de comentarios y memes.
“¿Viste algún hombre lobo por acá cerca? No, entonces la ley funciona”, ironizó un usuario, mientras que otro aseguró que “Argentina es el país más seguro del mundo cuando hay luna llena”. Entre bromas y sarcasmos, el debate llevó a miles de internautas a preguntarse si realmente existía una norma contra estas criaturas de la mitología popular.
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Ley de Padrinazgo Presidencial
La respuesta es sí, aunque su trasfondo es distinto al imaginado. Se trata de la Ley 20.843 de Padrinazgo Presidencial, promulgada en 1974, que establece que el séptimo hijo varón de una familia puede ser apadrinado por el Presidente de la Nación.
Esta práctica, que se mantiene vigente, otorga además beneficios como becas educativas y apoyo económico.
El origen de esta tradición se vincula con la leyenda del lobizón, criatura que, según el folclore, recaía sobre el séptimo hijo varón, supuestamente condenado a convertirse en hombre lobo. En épocas pasadas, este mito generaba temor y discriminación, llegando incluso a casos de persecución contra los recién nacidos. Para frenar esas prácticas, la figura del padrinazgo presidencial surgió como una protección simbólica y luego se formalizó por ley, indican medios trasandinos como Crónica.
Con el tiempo, la normativa se amplió. Durante el gobierno de Isabel Perón se incluyó también a las séptimas hijas, y más tarde Cristina Fernández de Kirchner eliminó la exigencia de ser bautizados, permitiendo que familias de cualquier credo accedieran al beneficio.
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