Cayó por una grieta en la Antártica chilena, estuvo 66 años perdido y ahora rescataron su cuerpo: “Fin a un misterio”
El deshielo de un glaciar en la isla Rey Jorge, permitió encontrar los restos del meteorólogo británico que falleció a los 25 años durante una expedición al continente blanco.

En julio del año 1959 un meteorólogo británico llamado Dennis “Tink” Bell" hizo una expedición a la Antártida y murió tras caer al interior de una grieta de casi 30 metros de profundidad.
Más de seis décadas después, esta semana el British Antarctic Survey (BAS), institución del Reino Unido que investiga la locación, confirmó que se recuperaron los restos del investigador que tenía tan solo 25 años al momento del accidente.
“Este descubrimiento pone fin a un misterio que duraba décadas y nos recuerda las historias humanas que forman parte de la historia de la ciencia antártica”, dijo Jane Francis, directora del BAS.
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El hallazgo, en enero de este año, fue realizado por un equipo polaco, el que reconoció un cuerpo entre las rocas de un glaciar en la isla Rey Jorge. Posteriormente, los restos fueron trasladados a las Islas Malvinas y entregados a un forense.
Una vez en Londres, se realizaron análisis de ADN y ahora se confirmó la coincidencia con las muestras de los hermanos del científico: David Bell y Valeri Kelly.
“Cuando mi hermana Valerie y yo recibimos la noticia del hallazgo de nuestro hermano Dennis después de 66 años, nos quedamos impactadas y asombradas”, admitió su familiar.
Al momento del incidente Bell era para de una expedición de cuatro hombres y dos trineos tirados por perros. La idea era ascender el glaciar para realizar trabajos de prospección y geología.
La nieve blanda y profunda habría dificultado el avance. En cierto punto Bell se adelantó, sin sus esquís, y despareció dejando un enorme agujero en el puente de la grita por donde había caído.
El aventurero sobrevivió, pero al intentar rescatarlo con una cuerda se atascó contra un borde, su cinturón se rompió y volvió a caer. Esta vez no hubo respuesta a las llamadas que hacían sus compañeros hasta el fondo de la abertura y el clima complicó aún más cualquier labor para recuperarlo.
Por lo demás, en la actualización también se encontraron más de 200 objetos personales, incluyendo partes de una radio, una linterna, un reloj, un cuchillo y bastones de esquí.
“Aunque se perdió en 1959, su recuerdo perdura entre sus colegas y en el legado de la investigación polar“, sumó Jane Francis.
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