• 05 DIC 2025

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Democracia Cristiana cumple 68 años: entre el pragmatismo y la supervivencia

Años de protagonismo quedaron atrás para la colectividad que hoy enfrenta su aniversario apoyando a la candidata del Partido Comunista y con su representación parlamentaria más baja desde el retorno a la democracia.

GENCIAUNO

La Democracia Cristiana (DC) cumple este 28 de julio 68 años desde su fundación, nacida en 1957 cuando un grupo de jóvenes decidió abandonar el Partido Conservador para construir una alternativa de centro con identidad propia. A lo largo de las décadas siguientes, el partido fue protagonista indiscutido de la política chilena, logrando elegir a dos presidentes de la República en democracia: Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Sin embargo, ese legado contrasta con la situación actual: un desplome electoral sostenido y una influencia política que hoy parece reducida al margen.

La colectividad oficializó su apoyo a la candidatura presidencial de Jeannette Jara, militante del Partido Comunista, un hecho que marca un giro histórico. Durante décadas, la DC mantuvo distancia con el PC, argumentando diferencias ideológicas insalvables. Sin embargo, esto tendrá costos, como la renuncia de Alberto Undurraga a la presidencia de la colectividad, justo al comienzo de las negociaciones por los cupos parlamentarios.

Hoy, sin embargo, parte de sus dirigentes optaron por sumarse al pacto del oficialismo, tras cuatro años de aislamiento, sin ser parte activa ni de la oposición ni del gobierno de Gabriel Boric. Una decisión que se explica más por necesidad que por convicción: ante el dilema entre irrelevancia y pragmatismo, la DC optó por lo segundo.

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El Doctor y Magíster en Ciencia Política, Mauricio Morales, explica que “ha existido un deterioro tanto electoral en las elecciones de diputados, las elecciones de concejales, de alcaldes y de Cores entre otras y también un deterioro en la opinión pública como marca partidaria considerando los niveles de identificación que hoy día están más cerca del 2% y muy lejanos al 38% que llegó a marcar en la década de los 90″.

Para Morales, “que la Democracia Cristiana participe de una lista única con el oficialismo aumenta sus chances de subsistencia, pero no las garantiza bajo ninguna perspectiva. Es probable que incluso, si es que el pacto oficialista acepta las 22 candidaturas de la Democracia Cristiana, esta no llegue al mínimo exigido por la ley para seguir vigente como partido político”.

El inicio del declive

La derrota de Eduardo Frei frente a Sebastián Piñera en 2010 marcó el inicio de una etapa descendente. Desde entonces, el partido no ha logrado recuperar el liderazgo que ejerció durante los años de la Concertación, cuando, junto al Partido Socialista, configuraban la columna vertebral del bloque gobernante.

En la elección presidencial de 2013, la DC presentó a Claudio Orrego como carta a las primarias, obteniendo apenas un 8,86% frente al arrollador 73% de Michelle Bachelet. Ese fue el primer aviso del retroceso. Luego, en 2017, decidió competir en solitario con Carolina Goic, quien solo logró un 5,88% en primera vuelta.

En 2021, Ximena Rincón fue inicialmente anunciada como candidata, pero fue bajada por su bajo rendimiento en encuestas. En su reemplazo, Yasna Provoste alcanzó un 11,60%, mejor que sus antecesoras, pero insuficiente para disputar el paso al balotaje.

Caída parlamentaria sostenida

El retroceso también se refleja en la representación parlamentaria. En 2005, la DC logró 1.370.501 votos en la elección de diputados (20,76%), eligiendo a 20 representantes. En 2021, bajó a solo 264.269 votos (4,17%) y apenas 8 diputados.

El Senado muestra una tendencia similar. En 2005, obtuvo 1.418.089 votos (29,72%), pero en la última elección solo logró 214.175 votos (4,59%), quedándose con dos senadores: Yasna Provoste y Francisco Huenchumilla.

¿Nuevo impulso o cierre de ciclo?

Hoy, la Democracia Cristiana apuesta a recomponer su camino sumándose a la lista parlamentaria única del oficialismo y apoyando a la carta presidencial de la centroizquierda. En una decisión cargada de simbolismo, la DC eligió aliarse con sectores que antes evitaba, en busca de preservar su presencia en el Congreso.

“Si bien la Democracia Cristiana compitiendo en solitario iba directo a la muerte, competir en una lista con el oficialismo, ayuda o aumenta las chances, pero no garantiza la supervivencia del partido”, señala Mauricio Morales.

Sobre el apoyo de la DC a la candidatira de Jara, Morales apunta a la diferencia histórica que ha existido entre las bases de la DC y la élite dirigencial del partido, por lo que si bien sorprende, no es del todo extraño.

Este aniversario número 68 encuentra a la colectividad entre dos escenarios posibles: lograr revitalizar su influencia política o consolidar una caída que, por ahora, parece no tener piso.

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