Las partes del cuerpo humano para las que la evolución no tiene una respuesta

¿Por qué los humanos tienen testículos más grandes que los de un gorila pero mucho más pequeños que los de un chimpancé? ¿Y por qué tenemos un mentón que ningún otro mamífero comparte? Aunque la evolución ha permitido explicar muchas de las características físicas de los seres vivos, aún hay preguntas sin respuesta definitiva.

Según el profesor Max Telford, del University College de Londres, la evolución convergente —cuando rasgos similares aparecen en ramas diferentes del árbol de la vida— ha ayudado a entender algunos patrones, como el tamaño testicular en mamíferos. En especies monógamas como el gorila, los machos presentan testículos pequeños, ya que tienen asegurado el acceso exclusivo a las hembras. En cambio, en especies promiscuas como los chimpancés, los machos desarrollan testículos más grandes para aumentar su producción de esperma y competir dentro del aparato reproductivo de la hembra.

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Este patrón se repite en muchas especies. Los delfines giradores, por ejemplo, poseen testículos que pueden representar hasta el 4% de su peso corporal. En contraste, los humanos nos ubicamos en un punto intermedio, con una anatomía acorde a prácticas sexuales tanto monógamas como promiscuas.

Sin embargo, no todas las características tienen una explicación tan clara. El mentón, presente solo en Homo sapiens, es un ejemplo. Se ha sugerido que pudo haber evolucionado para reforzar la mandíbula, atraer parejas, facilitar el habla o ser resultado del cambio a alimentos cocinados. Pero ninguna hipótesis ha sido probada, porque no hay un ejemplo convergente en otras especies que permita contrastarlas, señala BBC Mundo.

Telford recuerda que el cuerpo humano es el resultado de miles de millones de años de evolución. Algunas partes tienen funciones claramente vinculadas a la supervivencia o la reproducción, mientras que otras podrían seguir siendo un misterio biológico sin resolver.