Iglesia Católica de Bélgica enfrenta escándalo por robo de unos 30.000 bebés
La conferencia episcopal belga pidió “una investigación externa para determinar las responsabilidades reales”. El caso se conoció en 2015, pero esta semana se conocieron nuevos casos.
Bruselas de Bélgica
La Conferencia Episcopal de Bélgica salió nuevamente a responder sobre el escándalo de robos de bebés al interior de la Iglesia Católica en ese país europeo. Un medio local difundió nuevas casos y testimonios de las víctimas, además de aseverar que estiman que fueron unos 30.000 los recién nacidos robados. Los hechos se refieren a mujeres a quienes les quitaron los niños entre 1945 y la década de 1980. El vocero de la iglesia católica belga, Tommy Scholtes, dijo que “repetimos las excusas presentadas en 2015″.
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Tommy Scholtes expresó que “pedimos que se lleve a cabo una investigación externa para determinar las responsabilidades reales”. La Iglesia Católica de Bélgica no ha confirmado ni desmentido la cifra sobre las decenas de miles de bebes robados durante el siglo pasado. El medio Het Laatste Nieuws (HLN) publicó nuevos testimonios de mujeres obligadas a abandonar a sus bebés recién nacidos. Además difunden versiones de niños adoptados que afirman que fueron “vendidos” por la iglesia a las familias adoptivas.
Los testimonios muestran una macabra forma de proceder para el robo de los bebés. La mayoría de los casos se trataban de mujeres jóvenes solteras o cuyos padres querían ocultar el embarazo. En esa última situación contactaban a las órdenes religiosas para que ellos encontraran familias dispuestas a adoptar. Una víctima relató que a sus 23 años unas monjas la llevaron al hospital a dar a luz. En el recinto la sometieron a una “esterilización forzada” y su hija fue “vendida” por varias decenas de miles de francos belgas.
Mujer relató que a sus 23 años unas monjas la llevaron al hospital a dar a luz, donde luego la sometieron a una esterilización forzada y su hija fue vendida
— Het Laatste Nieuws (HLN)
El vocero de los obispos belgas rechazó la versión de la venta de los bebés al nacer. Scholtes comentó que “no eran niños comprados. No aceptamos la expresión”. El portavoz agregó que “las familias en espera de adopción agradecían a las religiosas cuando recibían al bebé, y contribuían financieramente al funcionamiento de las comunidades religiosas”. Para el representante de la iglesia no se trataban de pagos, aunque se entregara dinero luego de que los recién nacidos quedaran en manos de esas personas.
Deutsche Welle precisa que el escándalo del robo de bebés en Bélgica se inició entre 2014 y 2015, durante unas audiencias en el parlamento regional flamenco. En ese momento se desconocía la enorme cifra de niños recién nacidos entregados sin la voluntad de sus madres. Tommy Scholtes lamentó que en ese momento solicitaron una investigación de los servicios de la infancia, pero “la petición quedó en letra muerta”.