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Aline Kuppenheim: «Nos criticaban que hasta cuándo con el 73, pero teníamos razón, volvió a ocurrir»

Ciudadano ADN conversó con la actriz, cuya escena insultando al personaje de Manuela Martelli en el filme de 2004 se transformó en viral tras los incidentes en La Dehesa.

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Después de la comentada manifestación en el Portal La Dehesa y la reacción de parte de algunos de sus clientes, uno de los videos más viralizados en redes sociales ha sido la escena de «Machuca» (2004) en que el personaje de Aline Kuppenheim se enfrenta al de Manuela Martelli en una manifestación y le grita ‘ándate a tu población’. Casi calcada a lo del pasado domingo.

«Me dan ganas de llorar cuando pienso en eso, en lo poco que hemos cambiado», expresó Aline en entrevista con Ciudadano ADN. «Uno pensaría que con los años eso debería haberse ido templando. Uno pensaba que este discurso ya no existía. Verlo tal cual es dolorosísimo», agregó, afirmando que «el cine, el teatro es el que observa la realidad, la analiza y la reproduce. Y la televisión también debería tener ese rol».

Según siguió recordando la escena y a su personaje, «ella al comienzo tiende a defenderla, su lado católico decía ‘déjenla si es una niñita’, pero basta una pequeña provocación de esa niñita para que surja su desprecio». Algo que grafica «una mirada caritativa muy frágil. Existe esa fantasía de que el pobre quiere ir a apoderarse de lo tuyo y nadie está hablando de eso, ni siquiera de integración. Es un tema de igualdad, simplemente. Esta es una sociedad muy antigua que arrastra con esta mirada paternalista del otro, no como un sujeto de derecho». 

Sobre «Machuca», una película donde «hicimos la pega», Aline siente que su personaje «dejó de ser un estereotipo y provocó algo», tras abordarlo desde encarnar sus emociones, «algo que estaba obligada a hacer como actriz para darle carne a un personaje que podía ser un panfleto. Es como la violencia, yo no la justifico pero entiendo que un niño creciendo en el Sename, sin nadie que lo ayude, el día de mañana va a querer quemarlo todo». Sin embargo, aclaró que «si sólo nos quedamos en la emoción, no hay por dónde seguir. Hay que entender. Eso se llama empatía».

En los últimos años, Kuppenheim se ha dedicado preferentemente al cine y al teatro, donde «la mayor crítica que recibíamos era la de estar pegado en un tema, que hasta cuándo van a seguir con el 73 y la dictadura, den vuelta la página. Pero el tiempo nos dio la razón porque volvió a ocurrir». Para ella, insistir en ese tema tenía que ver con «visibilizar y mantenerlo en la memoria. Subrayar algo para que no volviera a ocurrir. Y volvió a ocurrir».

La actriz aseguró que quienes se dedican al arte «somos ciudadanos que tenemos una pega distinta, más expuesta. Cuando voy a las marchas no voy como la actriz, voy como la ciudadana que quiere vivir en un país más digno, justo y amigable». Por eso, desde su perspectiva observa que «estamos todos en carne viva este mes, es un permanente mirar situaciones dolorosas. Están pasando cada cinco minutos noticias que serían del año en otras circunstancias. Las terribles violaciones a derechos humanos, las quemas, los saqueos, las declaraciones incendiarias. Es un nivel de decibeles tan fuerte que nadie puede pasar por ahí sin salir rastrillado. Uno lee en twitter que la gente no duerme, tiene pesadillas. Estamos todos estresados».

Ante la situación actual, asegura tener más que miedo, «incertidumbre y que esta cosa termine volcándose a una dictadura como el 73», un escenario que «veo posible, aunque estamos todos trabajando para que no ocurra», y considerando que parte de la salida pasa por «no perder la oportunidad» de un cambio de Constitución a través de un plebiscito democrático. Sin embargo, lamenta el nivel de represión «inusitado, bastante articulado de parte de Fuerzas Especiales, y va a recrudecer. Las manifestaciones son lo que está siendo perseguido hoy».

Un escenario donde la función social de la cultura resulta fundamental. «La cultura en Chile a partir del Golpe de Estado se desvinculó de la sociedad. De vuelta a la democracia hemos peleado para que tenga el lugar que le corresponde y deje de ser percibida como algo para la elite o accesorio. Tratar de explicar por qué es importante es agotador», comentó, aunque está optimista porque «en este mes y medio ha existido una reconexión entre la sociedad y la cultura. La música en las calles y su poder simbólico, las funciones de teatro que hemos seguido haciendo. Hay un empoderamiento de los espacios culturales y del discurso». Por último, remarcó que «si tú revisas el teatro y el cine de los últimos años, todo esto ya está anunciado. La gente puede decir ‘estaban mirándonos, tan solos no estábamos’. Y para eso es la cultura».

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