Valdivia: la última frontera de la nueva música chilena
En la capital de Los Ríos se realizó el XXII Encuentro de Música Chilena Contemporánea, organizado por el Conservatorio de la Universidad Austral.
Valdivia. Capital de la Región de los Ríos, y una de las ciudades más musicales de Chile. Cuenta con la Orquesta de Cámara de Valdivia (OCV), la Filarmónica de los Ríos, y un polo gravitante de tan rica actividad es el prestigioso Conservatorio de la Universidad Austral, gestora de diversas instancias, y que cuenta en sus filas con uno de los más acabados músicos residentes en el país, como es el pianista letón Armands Abols. También es ciudad de residencia de creadores con presencia a nivel país, como los compositores Sergio Berchenko, Felipe Otondo, Felipe Pinto d’Aguiar, y el mexicano Rodrigo Castellanos.
La importancia de la nueva música nacional se traduce en la existencia del longevo Encuentro de Música Chilena Contemporánea, organizado por el Conservatorio, y que recientemente celebró su vigésima segunda versión. Estuvo marcado por conferencias, encuentro entre expositores, músicos y organizadores, y por supuesto, los conciertos. Tres jornadas con estrenos, nombres claves, intérpretes locales y de otras urbes.
Nos centraremos en algunos de los puntos más significativos de las presentaciones musicales. Sergio Berchenko, curador de esta versión, presentó distintos aspectos de su música, como una serie de piezas para piano infantiles, tocadas por jóvenes alumnos del Conservatorio, junto a ‘Las Voces del Silencio’ para clarinete (Alejandro Lozada) y piano (Alexandra Aubert), y la muy sugerente ‘Imagénesis’ para conjunto de siete flautas, donde se unen firmeza rítmica con un fino sentido del color. Lozada también interpretó solitariamente el ‘Espejismo 6’ de René Silva, autor ya definitivamente consagrado, y cuya estética está íntimamente conectada con el sur de Chile.
Importante presencia tuvo el envolvente mundo sonoro de Felipe Pinto d’Aguiar, con dos potentes composiciones. ‘Bajo las Olas’ para clarinete (Lozada otra vez) y flauta (Salvador Pradenas) precisamente ocupa movimientos ondulados, en que las voces de ambos instrumentos tienen a fundirse. Se aprecian ciertos guiños a la música del estadounidense Gunther Schuller, quien fuera uno de sus maestros. ‘È Vietato’, para dos flautas (Florángel Mesko y Jorge Valdebenito) y violín (Daniel Leiva), a través de un sabio manejo de tensión y reposo, atrapa al oyente y no lo suelta durante sus casi diez minutos de duración.
El oboísta José Luis Urquieta, muy presente en festivales de nueva música debido a su constante trabajo que va mano a mano con los compositores, se presentó en dos días, con obras de autores latinoamericanos, incluyendo un estreno. ‘Agitación’ del joven compositor Diego González refleja muy bien el título. No da tregua al intérprete, quien en pequeños espacios temporales entrega un sinfín de colores, matices, y mercuriales gestos, exprimiendo las técnicas extendidas hasta un punto límite. Es una pieza de alto impacto, y cálidamente fue recibida.
El cellista Alejandro Mariángel, director del centro de estudios, interpretó ‘Habitar’, una bien lograda pieza mixta de Rodrigo Castellanos, quien manejó la electrónica. En contraste, ‘Primera Navidad’ de Carlos Toledo, refleja una sensibilidad popular, como una especie de nostálgica canción sin palabras, tocada por él mismo en guitarra, junto a Catalina Casanova en cello.
Un punto aparte fue la inclusión de la Sonata No.3 de Enrique Soro, en manos de Armands Abols. Una demostración más de que se trata de uno de los compositores más sólidos de nuestra historia musical, y beneficiado de una interpretación compenetrada, virtuosa y totalmente idiomática ofrecida por un pianista fenomenal.
La jornada final estuvo en manos del Ensemble Bartók Chile, conjunto que celebra 35 años de trayectoria. En tiempos de reivindicación feminista, se incluyeron piezas de las compositoras argentinas Marta Lambertini y Alicia Terzian, y de la chilena Francesca Ancarola. Un momento de especial emotividad se dio con la ‘Tonada del Transeúnte’ de Cirilo Vila, en manos del clarinete solo de Astrid Bustos. Igualmente se recordó el centenario de Juan Orrego-Salas, con sus 3 Canciones, en las que destacaron marcadamente las capacidades interpretativas de la soprano Carolina Muñoz y la pianista Karina Glasinovic. Esta última es la autora de ‘Suite Volcánica’, obra con elementos teatrales, de texturas aleatorias, y momentos de cálido material temático, que había tenido su estreno en las Semanas Musicales de Frutillar, y que llegó para deleitar con su inspiración sureña a los valdivianos.
Todo un éxito de público fue este, el más austral de los festivales dedicados a la nueva música en el país, el que requiere un espacio mayor para albergar al público interesado, donde algunos tuvieron que quedar de pie en la Sala Sergio Pineda del Conservatorio. Habría que trasladarlo a algún teatro de esta hermosa ciudad.
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