El legado de Fernando Gaitán, el papá de «Betty la fea»
El guionista instaló la telenovela colombiana a nivel mundial y también "le salvo un poco la vida a Canal 13", reveló su amigo y guionista José Ignacio Valenzuela.

La televisión puede ser un medio injusto. Los rostros brillan y rentabilizan por todo lo que el mundo les queda debiendo a quienes trabajan detrás de cámara, creando los formatos, historias y diálogos que les dan soporte. Cuando se trata de series o telenovelas, la mayoría tiende a recordar actores e historias, pero no siempre a quienes las crearon.
El colombiano Fernando Gaitán,fallecido hoy a los 58 años a causa de un infarto fulminante, fue uno de ellos. Y merecida tiene su página en el libro de los grandes creadores, como el autor de dos de los éxitos que instalaron en el mercado internacional a la televisión de su país: "Café con aroma de mujer" (1994) y su obra más exitosa a nivel mundial, "Yo soy Betty, la fea" (1999).
Dos obras muy distintas entre sí, que supieron crear mundos propios y reflejar la cultura e imaginario popular y regional de su país, exportándolos al mundo de la forma más efectiva posible: como una historia de ficción.
Gaitán, un niño solitario y observador que se entretenía solo armando ciudades con tapas de bebidas, creció y llegó a convertirse en periodista, Tras llegar a ser reportero de investigación en el diario El Tiempo, se dio cuenta, a los 22 años, que quería entrar a la televisión. Quizás por eso, su método de escritura se basaba en rutinas periodísticas como la investigación y la crónica. Aprendió el oficio leyendo guiones y descubrió que faltaba representar tanto a las regiones como a la nobleza de los sentimientos, en un medio donde imperaban temas como la violencia y la vida urbana. Incluso en la literatura. Cuando escribió "Café…" contó a El Tiempo que "fue increíble encontrar que sobre el producto más importante del país no existían recreaciones escritas".
Para el autor chileno José Ignacio Valenzuela, uno de sus grandes amigos, "lo que Fernando hizo con "Café…" fue de lo más importante", incluso por sobre la epopeya de Beatriz Pinzón Solano. "Cuando la escribió no existían las Shakiras ni los Malumas, lo único que había en el imaginario internacional era Pablo Escobar y cocaína. Gracias a Fernando, "Café…" posicionó a Colombia como un destino turístico y le dio una identidad a través del café. Él apostó por el café porque es un símbolo de unión familiar. Esa telenovela le devolvió la luz y la alegría a Colombia. Es lo más fuerte que un escritor puede hacer por su país”, afirmó.
También con "Café…", Gaitán aprendió que la telenovela no tiene género. Comparándola con “Señora Isabel”, teleserie exhibida en la misma temporada, el escritor dijo que "mi historia contaba la de hombres atemorizados por las mujeres y la de ella (por su autora y amiga personal Mónica Agudelo) la de mujeres atemorizadas por sus hombres". Fue un éxito tan grande que se pensó que Gaitán nunca podría superarla. "Me dicen que esta historia la debí haber escrito a los 60, pero tengo 38 y me falta mucho por hacer", dijo en su momento.
Pero no sólo de éxitos supo Gaitán. Su telenovela "Carolina Barrantes" llegó a marcar 0,3 puntos de rating en 1998. Como hombre sabio, sacó lecciones de su caída. "Aprendí a tener cuidado con las historias sombrías, a entender que no soy bueno para todo. Que debo cuidar mucho las historias de amor y tratar de que la gente se enamore de ellas"; dijo en su momento. Y justo al año siguiente le tocó bailar con la bonita, pero gracias a una fea: en 1999 estrenó Betty, la telenovela que le cambió la vida.
Y fue justamente su preciada "Betty" la que lo posicionó como uno de los grandes del género a nivel mundial. Se emitió en más de 180 países y dobló a 15 idiomas, contando con la friolera de 27 versiones internacionales, entre ellas la norteamericana "Ugly Betty". La historia, protagonizada por Ana María Orozco, fue récord de sintonía en Colombia y también en Chile, al borde de destronar por una temporada a 20 años consecutivos de producción nacional en Canal 13.
Al respecto, José Ignacio Valenzuela recuerda que "yo estaba haciendo Sabor a Ti, y pusieron a Betty en el horario previo, para apuntalarla. Y el rating nos comenzó a chorrear. Fue un golazo. Ahí fue cuando conocí a Fernando y nos hicimos amigos, porque el canal lo invitó a Chile. Luego pasaron a Betty a las 8 y le salvo un poco la vida a un Canal 13 al que no le estaba yendo bien".
Entrando a los 2000, en una televisión local en la que reinaba una ficción costosa, con elencos gigantescos y viajes dentro de Chile y al extranjero, la estructura y puesta en escena de la obra de Gaitán también marcó un hito. "Betty nos enseñó a todos que se podía hacer una teleserie más íntima, donde no eran tan importantes los escenarios fastuosos ni los viajes intercontinentales sino una buena historia, un buen personaje central y un gran talento para contar una historia entre cuatro paredes", afirma el escritor y guionista hoy radicado en Miami.
No conforme con tocar el cielo, entrado el nuevo siglo fue ejecutivo del canal colombiano RCN -donde desarrolló casi toda su carrera-, y como guionista estuvo a cargo de títulos como "Francisco el matemático", "Hasta que la plata nos separe" y "A corazón abierto" (la versión en español de “Grey’s Anatomy). Hasta le quedó tiempo para ser copropietario de un bar bogotano llamado El Sitio.
Un guionista prolífico y activo hasta el último momento: hace tan solo unos días había anunciado su firma con Sony Pictures para desarrollar un proyecto de serie, que tenía a la industria expectante frente a qué podía hacer, qué nuevo hito podía marcar este animal de la televisión, que siempre se superó a sí mismo y que logró instalar un lenguaje propio en un medio, primero despreciado, luego de grito y plata, y ahora nuevamente despreciado por las actuales plataformas, donde reina cada vez más el desconcierto.
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