• 24 DIC 2025

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La funeraria que vela a los muertos como si estuvieran vivos

La Funeraria Marín, en Puerto Rico, cumple los últimos deseos de los fallecidos y los despide posando en sus actividades favoritas.

Hace ocho años, la funerario Marín quiso innovar en el negocio de la muerte y decidió ofrecer un servicio poco común:

velar los cadáveres como si estuvieran vivos

, “haciendo” aquello que más les gustaba mientras aún respiraban.

 

El sitio Verne explica que todo partió cuando un joven de 23 años, en San Juan de Puerto Rico, expresó su voluntad de ser velado de manera no tradicional. “Teníamos mucho trato con él. Siempre nos decía que cuando falleciese quería ser embalsamado de pie.

Al principio pensábamos que era una broma y nos reíamos,

no le dábamos importancia. Pero cuando murió, su mamá vino a vernos y nos dijo que esa era su voluntad, que así la había expresado siempre y que quería que lo hiciésemos realidad”, dice Damaris Marín, presidenta de la funeraria.

 

 
Un año más tarde, Jomar Aguayo hizo una petición que movió la barrera de lo posible en el negocio funerario: fue velado en el bar de su madre jugando al dominó. Después vino Christopher Rivera, un exboxeador despedido encima de un ring, más tarde David Morales, un amante del motor velado sobre su Honda.
 
Este tipo de embalsamientos toma entre dos y tres días. "Depende de cada encargo y de la complejidad que requiera. Hay algunos, como el de la moto, que son más complicados, pero siempre tratamos de cumplir con su voluntad. La señora que fue velada en una mecedora, por ejemplo, estuvo ella misma explicándonos todo lo que quería poco antes de fallecer. Organizó todos los detalles para que su despedida se desarrollase tal y como ella deseaba”, explica Damaris.
 

 

 En 2010, la Junta de Examinadores de Embalsamadores de Puerto Rico abrió una investigación para determinar si se incumplía el reglamento, sin hallar ningún tipo de irregularidad. "No se vulnera la ley de ningún modo. Ni en cuestiones de salubridad ni de otro tipo. La gente es velada un máximo de 3 días y después – tal y como marca la legislación de Puerto Rico – enterrados dentro de un ataúd”, explica Marín.
 
“El embalsamamiento es tan natural que tras el velatorio no hay ningún tipo de problema para modificar sus posturas”, agrega.

 

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