García Márquez al aceptar el Nobel: América Latina no tiene por qué ser un alfil sin albedrío
El escritor colombiano recibió el premio en 1982 y en su locución de agradecimiento ante la Academia Sueca destacó el lugar de Latino América en el mundo.

En 1982, el escritor colombiano Gabriel García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura por parte de la Academia Sueca por su destacado aporte al mundo de las letras.
En su discurso de aceptación, leído en Estocolmo, Suecia, "Gabo" resaltó el lugar de América Latina en el mundo y aseguró que "no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental".
Además, hizo un repaso por las dictaduras militares que gobernaban el continente desde la década de los 70 y hace mención al poeta chileno Pablo Neruda, quine obtuvo el Premio Nobel en 1971. "Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 mil muertes violentas en cuatro años", leyó.
Sigue a ADN.cl en Google Discover
Recibe nuestros contenidos directamente en tu feed.























