• 22 DIC 2025

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Rivera Letelier: »El personaje de ‘El arte de la resurrección’ me persiguió 15 años y tuve que contar la historia»

El escritor pampino, flamante ganador del Premio Alfaguara 2010, relató -en ADN Radio Chile- su relación con el Cristo de Elqui, personaje central de la novela acreedora del galardón, que presentó bajo el seudónimo de Manuel Madero.

La puta infaltable, esta vez piadosa, y un Cristo del Elqui que se empecinó en cruzarse por la vida de Hernán Rivera Letelier por más de 15 años son algunos de los ingredientes de "El arte de la resurrección", novela ganadora del Premio Alfaguara 2010, que el escritor pampino presentó en la competencia bajo el seudónimo de Manuel Madero. "Manuel por Enmanuel (el enviado) y Madero, por los maderos de la cruz", explica el autor.

"(El premio) fue un tremendo milagro de este Cristo atorrante, un personaje real que existió en Chile en los años 30 y 40 que aparece en el valle de Elqui predicando y diciendo que es la reencarnación de Cristo en su segunda venida, una historia alucinante", afirmó Rivera Letelier, en ADN Radio Chile.

"Hace como 15 años que me venía como persiguiendo este personaje porque él quería que yo contara y cantara su historia. Pienso que si había alguien que la podía contar era yo porque yo me crié en una casa donde la Biblia era el libro único, con un papá que era predicador, y yo lo acompañaba a la calle, por lo tanto conocía ese mundo", relató el autor.

El personaje del Cristo de Elqui aparece en otras obras del escritor como "Mala rosa", "Los trenes" y "La Reina Isabel". "Finalmente tuve que contar la historia porque me venía persiguiendo", confesó.

Otra características de las obras del Rivera Letelier son las prostitutas llenas de alma y en "El arte de la resurrección" no hay una excepción. "Esta es una puta muy especial , tiene una imagen de la Virgen en su pieza donde fornica y cuando entra uno de sus feligreses, como dice ella, le pone un paño de terciopelo en la cara a la Virgen antes de empezar a tirar", relata el pampino.

Sin duda una novela recomendable pues añade esa cuota nostálgica de las salitreras de antaño, sello característico de Rivera Letelier, apañadas por las andanzas del Cristo del Elqui, que durante más de 22 años recorrió el país con su prédica a cuestas.

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