Sebastián Bowen de Techo sobre «Humor con amor», un evento que ayuda «no solo con humor, sino con un aporte bien concreto»

Para este 19 y 20 de junio está programado el «Festival Humor con Amor», una cita gratuita que recolectará aportes bancarios que distribuirá Techo, en ayuda de quienes viven en campamentos y necesitan alimentos y otros insumos básicos. La ocasión incluirá 30 comediantes en escena, entre los que se cuentan Stefan Kramer, Sergio Freire, Pato Pimienta, Maly Jorquiera, Paloma Salas, Yamila Reyna, Remigio Remedy y Claudio Olate.

Ciudadano ADN conversó con Sebastián Bowen, de Techo, organización que está llevando a cabo la campaña «Chile Comparte», en conjunto con Hogar de Cristo y Fondo Esperanza., para entregar canastas con alimentación e insumos a familias en campamentos, además de apoyo para las ollas comunes. «La idea es que justamente este evento pueda ir en apoyo de las comunidades, no solo con humor, sino con un aporte bien concreto», anunció.

Consciente de que los campamentos «son el síntoma de un problema mas profundo, que es la exclusión social de la ciudad», Bowen contó que estas zonas están habitadas no solo por personas empujadas por la crisis económica. Muchos han enfrentado el alza del precio de la vivienda en los últimos 3 años, viéndose impedidos de pagar un arriendo. Y en estos momentos de pandemia, «lo más probable es que esa cantidad aumente».

Para Bowen, la pandemia «ha develado la crisis de la vivienda en Chile». Por lo tanto, espera que la urgencia lleve a que «tener un sistema de vivienda, donde todas las familias puedan acceder a una, adquiera más prioridad». Según sus datos, en 1997 había más de 100.000 familias chilenas viviendo en campamentos, número que fue bajando gracias al desarrollo económico y el aumento en las políticas habitacionales, llegando a 27.000 en 2011. Sin embargo, «de ahí el aumento fue sostenido». El último catastro del MINVU en 2019 habló de más de 47.000 familias, y Bowen cree que, con el contexto de crisis actual «y lo que hemos visto en terreno, probablemente se estén superando los 50.000».

También ha cambiado la conformación de los campamentos, antes centrada en los descendientes de la migración campo-ciudad del siglo XX. Sin embargo, «hoy día se conforman por familias que vienen de la propia ciudad, que eran hijos de una familia que había obtenido subsidio en los 80 o 90, un block de 35 m2 de baja materialidad en una zona segregada de Santiago. Ahí es imposible que 5, 6 o 7 personas tengan una vida, y tendían a irse a otro lugar». También se suman las familias incapaces de seguir pagando arriendo, y personas que llegan buscando oportunidad desde otras ciudades e incluso otros países: las cifras indican que cerca de 1/4 de las familias en campamentos son migrantes.

Bowen aclaró que tratar de resolver el tema de los campamentos «es como un paracetamol, resuelve el síntoma pero no la enfermedad», que es la falta de una ciudad «justa y que no excluya a nadie en la posibilidad de una vivienda digna». Al respecto, reflexionó que «de alguna forma, paradójicamente, estamos viviendo tiempos de distancia social que han develado el exceso de distancia que teníamos antes de la pandemia: con personas viviendo en condiciones de segregación, hacinamiento, pobreza y vulnerabilidad».

Por eso, subrayó la importancia de entregar «ayuda concreta» a las familias para evitar que terminen en campamentos. Al respecto, el acuerdo social recientemente alcanzado por Gobierno y oposición le parece que va «en una buena dirección, pero el temor es que se demore tres meses, cuando la urgencia es ahora».