Gonzalo Farías, otro director de orquesta chileno que se abre paso en EE.UU.
El músico conversó con ADN desde Jacksonville, Florida, donde dirige a la orquesta local. Ha trabajado con importantes orquestas estadounidenses, pero aún ninguna chilena.

Gonzalo Farías / David Kornfeld
Los medios nacionales han dado amplia cuenta de los avances de batutas chilenas como José Luis Domínguez y Paolo Bortolameolli en Estados Unidos. Y es que se trata de una escena muy auspiciosa en lo que se refiere a música clásica, debido a la calidad y cantidad de sus orquestas, sumado a lo sólidas de las infraestructuras y lo ingentes recursos financieros con que cuentan.
Un caso menos publicitado en nuestro país ha sido el de Gonzalo Farías (nacido en Santiago, en 1983), quien desde 2004 reside en ese país, y actualmente es Director Asociado de la Orquesta Sinfónica de Jacksonville, en Florida. La razón puede radicar en que desde que partió su contacto con el medio artístico chileno ha sido bastante menor al de sus colegas mencionados al inicio.
Originalmente formado como pianista en la Universidad Católica, bajo la tutela de Frida Conn, partió al país del norte a perfeccionarse en su instrumento, pero al poco tiempo se enamoró del mundo de la dirección. «No fue una transición fácil de una cosa a la otra», rememoró Farías en contacto con ADN. «Quise aprender dirección porque amo la música sinfónica, y mis profesores de piano en EE. UU. me dieron una formación muy profunda, de análisis, de cómo se construye la música, y eso me motivó», relató.

Rápidamente se inscribió en talleres y clases magistrales, tanto en Europa como Estados Unidos, «hasta que encontré un profesor con el que conecté, el maestro Donald Schleicher, con quien estudié de manera formal en la Universidad de Illinois». Fue el paso decisivo: «Me encontré con mi vocación real. La dirección de orquesta no solo se trata de música, es también liderazgo, e implica psicología, porque se trabaja con gente».
El cimento de su carrera llegó el 2018. Ese año participó en el prestigioso Concurso de Dirección Malko, en Dinamarca, y audicionó para el puesto de Director Asistente en la Sinfónica de Virginia. «En las audiciones para las orquestas hay mucha política de por medio, pero sin yo tener contactos me dejaron participar, y me seleccionaron», admitió.
«Es una orquesta inusual, en el sentido de que no tiene un lugar o una sala fijos, sino que es itinerante dentro de todo el estado de Virginia», continúa, «mi trabajó consistió esencialmente en realizar conciertos educativos para el público, explicando cada obra, y tenía que hacer muchos constantemente».
También en esa orquesta le correspondió asistir a su directora titular, la afamada maestra JoAnn Falletta. «Ella ha sido mi mentora, es muy atenta, e incluso durante la pandemia me ha llamado y me ha escrito para saber cómo estoy», comentó.
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Su trabajo allí no pasó desapercibido. El periódico The Virginia Gazette señaló que «con una calidad lírica, casi zen, Farías es un artista musical enfocado, que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo, con gracia, estilo y sustancia».
En su período en Virginia incluyó en un concierto los “Tres Aires Chilenos” de Enrique Soro, como un guiño a su país de origen. “Mi relación con Chile es actualmente netamente familiar”, confesó, y es que como músico profesional solo ha tenido dos participaciones en nuestro país.
Primero, en 2008, aún pianista, participó en el Concurso “Dr. Luis Sigall” de Viña del Mar, donde obtuvo el premio al mejor participante chileno. Y posteriormente, en 2015, fue parte de unas masterclasses que el director estadounidense Garrett Keast hiciera en la Sinfónica Nacional de Chile: “Junto a los otros directores jóvenes dirigimos fragmentos de obras en un concierto en el Teatro U. Chile, donde me tocó hacer el último movimiento de la Cuarta Sinfonía de Mendelssohn”, rememoró.
El 2019 logró el siguiente paso al ser nombrado en su actual cargo en Jacksonville. Ser director asociado ya no consiste en realizar extensión o conciertos educativos, sino que hay un trabajo sustancial en las temporadas oficiales. «Con el Covid ha sido todo distinto, como para toda orquesta», explicó, «pero aquí en Jacksonville, se ha mantenido más abierto que en otros lados, así que igual pudimos hacer conciertos con los protocolos necesarios. Y como muchos directores cancelaron, tuve la oportunidad de hacer más conciertos de abono».
Su agenda en Jacksonville incluye un concierto en febrero, con obras de Aaron Copland, Carlos Simon y Florence Price, esta última compositora, de origen afroamericano, está siendo revalorizada gracias a los cambios de paradigma en como programan las orquestas. «El problema racista aquí es bastante profundo y complejo», analizó Farías, «la conciencia de esto ha sido grande y ha traspasado todo el ámbito de las orquestas, y el arte en general, y esos cambios son paulatinos, porque existen además audiencias más conservadoras».
Prosiguió: «Todo depende el lugar de EE.UU., donde el foco puede estar en las compositoras, o compositores afroamericanos, latinos o de la comunidad LGBT”. Y añadió que este cambio no obedece exclusivamente a convicciones: «Muchas veces obedece al poder acceder a fondos estatales, que se exige diversidad en las programaciones».
Aparte de su cargo en Florida, en marzo estará frente a la Filarmónica de Nueva Orleans, en obras de Brahms, Stravinsky y Jesse Montgomery. El tiempo dirá cuando lo podremos ver dirigir a las orquestas chilenas.
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