;

Entrevistar a la entrevistadora: la historia detrás del método Claudia Álamo

Conversamos con la conductora de ADN Hoy, quien recibió el Premio Raquel Correa por su trayectoria en este género. La entrevista "es como la vida, nada es tan certero", afirma en este diálogo, en el que también figuran la transición, las fake news y un sueño muy particular.

Entrevistar a la entrevistadora: la historia detrás del método Claudia Álamo

Claudia Álamo saborea su café mientras prepara su próxima entrevista. Su bolso es comparable al de una profesora: grande, lleno de información, apuntes con lápiz de color y el peso de la experiencia, que se ha desplegado por décadas en los distintos formatos del periodismo. Dicen que un periodista no debe ser el protagonista de la noticia, pero el reconocimiento a la trayectoria va por otro carril. Es, sin duda, un ejercicio de memoria, trabajo en equipo y la valoración del tiempo invertido en informar. Con la verdad.

El pasado 22 de noviembre, la conductora de ADN Hoy fue galardonada con el Premio Raquel Correa, que entrega la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas, como la mejor entrevistadora del país. «Es el mayor honor», expresó aquel día en su discurso, con la franqueza y el entusiasmo que la caracteriza.

En ADN tuvimos la curiosidad de entrevistar a la entrevistadora. El sano ejercicio de conocer el método de una periodista destacada en su labor, con credenciales en La Época, Caras, Cosas, La Tercera, Paula y Radio Zero. En la localía de este medio, podemos escucharla en las mañanas junto a Mauricio Hofmann, ambos analizando el devenir del Chile polarizado.

«Es como la vida, nada es tan certero»

El diálogo comienza en la mesa de una cafetería. Lo primero es preguntarle por la mujer que da nombre al premio que acaba de recibir. Un emblema de la entrevista y la pregunta directa.

¿Cuándo fue la primera vez que viste a Raquel Correa?

– La vi una sola vez, nada más. Yo no tuve una relación estrecha con ella como muchos otros periodistas en Chile. Yo estudié periodismo en Argentina, por eso tampoco… la vi una sola vez en un encuentro de mujeres periodistas. Me pareció una mujer… bueno, todo el mundo lo sabe, que tenía una coraza más bien distante, de una austeridad emocional. Pero tenía una sonrisa muy encantadora que te acercaba.

Cuando compareces con los entrevistados, ¿eres cercana o distante? ¿Cuáles son los bordes de las entrevistas que haces?

– Siempre depende del personaje. Lo decía en el discurso: no existe una entrevista igual a otra porque no existe un personaje igual a otro. Y una entrevista requiere de una estrategia y de un abordaje. Entonces hay personas con las que la entrevista tiene que ser cercana y empática, hay entrevistas en las que mantengo una clara o fría distancia. Depende del tema, del tipo de foco que tenga la entrevista.

– Si estoy haciendo una entrevista humana, con un personaje político, trato de acercarme un poco. Me interesan las entrevistas con cierta intimidad. Pero si son entrevistas políticas, se requiere otro tipo de actitud y preparación. Depende de eso, no siempre es igual. Es como la vida: nada es tan certero.

– Alguna vez, mis alumnos de taller de entrevista de la universidad me decían «bueno, pero cuándo nos va a dar usted el manual con las preguntas». Y les dije «eso no va a pasar nunca, porque las preguntas uno se las tiene que generar. ¿Y cómo uno se genera las preguntas? Sabiendo por qué va a entrevistar a tal persona, cuál es el foco de esa noticia, siempre con un hilo informativo y generándome toda la información que necesito para llegar bien preparado y alimentar la curiosidad.

El asunto de las redes sociales

¿En qué se diferencian las entrevistas hechas en medios como La Época, donde trabajaste, con una entrevista publicada en redes sociales, que tienen comentarios y puede levantar una cierta polvareda?

– Esto tiene que ver con el desafío del periodismo en todas las esferas, de cómo se convierte finalmente, en un oficio del que te haces responsable de que va a tener una amplificación distinta. Las redes sociales son un arma de doble filo, son un alma buena en el sentido de que pueden democratizar la información y llegar a muchos sectores, a muchos lectores y a muchos oyentes. Pero son un arma muy peligrosa, porque eso se puede desvirtuar, porque la lectura puede quedar en un titular, porque no se meten a la profundidad de la conversación. Las redes sociales, a mi juicio, le quitan un poquitito de profundidad a la noticia, porque no todo el mundo se da el tiempo de leerlas.

– Cuando yo partí en periodismo, en el diario La Época, por ahí en los 90, las entrevistas eran influyentes porque el momento político era muy decisivo. Era la transición a la democracia. Entonces una entrevista con un general, un ministro de Aylwin, tenía peso propio. En ese tiempo, existían las entrevistas en exclusiva. Hoy día ya casi no hay entrevistas en exclusiva. Todo el mundo puede acceder al personaje.

– Creo que ahí lo que importa es la calidad de la entrevista que uno haga y de cómo va llevando esa conversación. Y, sobre todo, en la parte posterior, el trabajo de edición, lo que yo llamo la arquitectura de la entrevista. La formación, qué elijo, cómo lo armo, respetando todo, el tono del entrevistado, su sentido, siendo muy respetuosa y cuidadosa. Las entrevistas no son hacer pan, cada entrevista es un pastelillo propio.

Qué bonita analogía. Y eso te pone en un desafío también. Es difícil que una persona lea una entrevista completa, suele quedarse sólo con la cuña. ¿Qué desafíos te impone esa lógica del lector promedio?

– ¿Te digo la verdad? A uno en el periodismo le enseñan que en una entrevista uno tiene que morder, una entrevista tiene que tener pasión, una pulsación sanguínea. No lo escribo pensando en cuánta gente lo va a leer o retuitear. Si me llego a meter en esa dinámica, pero sí la escribo pensando que sea una entrevista atractiva, que te atrape desde el primer párrafo, que te haga entrar a esa conversación, que sea entretenida.

– El diálogo periodístico es una conversación entre dos personas, pero que tiene un foco distinto, que eso es información y eso se va a publicar. Pero lo importante es hacer un relato de esa entrevista que sea atractivo. Las entrevistas buscando la pura cuña me parecen súper aburrridas.

¿Cuál ha sido tu entrevista más difícil?

– No me acuerdo… hay entrevistas tensas, hay entrevistas difíciles, hay entrevistas maravillosas, emocionantes, desafiantes y nunca las he puesto… todas las entrevistas son difíciles para mí. Cada vez que voy a una entrevista, voy tiritando. Necesito una hora previa de precalentamiento, como un futbolista. Necesito estar sola, en silencio, repasando mis apuntes, organizando qué voy a preguntar, mi estrategia y aunque esté todo el día previo organizando la entrevista, necesito un espacio previo, como sagrado, antes de la entrevista.

De la tensa transición a competir con la mentira

¿Qué le dirías a los jóvenes que opinan sobre cómo se hacía el periodismo en la época de la transición política? A quienes no vivieron el periodo que ustedes vivieron, en donde en verdad comunicar era todo un desafío, hasta los niveles de la gobernabilidad.

– Que está bien, porque las nuevas generaciones tienen que tener una mirada crítica respecto de las cosas. El periodismo le lleva mirada crítica, cuestionamiento y pregunta. Así que me habla bien de aquellas personas que critican el periodismo de la transición o lo que fue el periodismo en dictadura, tengan la agudeza para mirarlo, criticar y no repetir.

– Dicho eso, a mí me tocó hacer periodismo en transición. Y así como la clase política le dice al Gobierno «otra cosa es con guitarra», hacer periodismo con los militares, un boinazo en la calle cuando tú vienes de reportear un partido político, sabiendo que la amenaza de una dictadura estaba a la vuelta de la esquina, créeme que otra cosa es con guitarra. Y no es que te autocensurabas, pero te dabas cuenta que el momento era muy frágil y lo que estaba en juego era nada más ni nada menos que la democracia. Y para mí, eso en el periodismo es el principio sagrado: el aporte al debate democrático, al fortalecimiento de las sociedades democráticas.

– Claro, mirado desde hoy, está muy bien, se tienen que constituir las nuevas generaciones desde otros lugares, con una mirada súper crítica, mirado desde lo que me tocó vivir, no fue fácil, creo que hubo muchos medios que sí pudieron abrir compuertas y destapar. Porque aquí qué es lo que critican. ¿Que las grandes violaciones a los derechos humanos se publicaron en los medios de comunicación? ¿Que los grandes torturadores fueron cubiertos en su perfil por la prensa? ¿Qué es lo que se critica? ¿Que hubo acuerdos políticos? Esos se publicaron.

– Creo que toda la transición democrática es vista con impugnación. Pero eso le pasó a la sociedad española también, a la sociedad argentina. Muy distinto, creo yo, es revisar el rol que hubo de la prensa en dictadura, porque ahí no estamos hablando de una democracia y de acuerdos políticos. Estamos hablando de una dictadura, porque ahí no estamos hablando de una democracia y de acuerdos políticos, estamos hablando de una dictadura. Entonces si tengo que mirar el espejo retrovisor y dónde pongo el cuestionamiento, lo pongo mucho más respecto de cuál fue el periodismo de la dictadura y no sólo cómo fue el periodismo de la transición.

¿Es más difícil hacer periodismo en el contexto de la abundancia de fake news que hemos tenido en los últimos años?

– Absolutamente. Es la gran amenaza que tiene el periodismo hoy día. Es la exigencia ética que nos impone estar muy conscientes de que la información que entregamos tiene que estar chequeada, porque estamos compitiendo con mentiras. Y estamos compitiendo no solamente con mentiras, sino que con mentiras que están siendo manipuladas por un objetivo político. No sumarse, prestarse, es alimentar la polarización que es también la gran amenaza de la sociedad moderna.

– Pero además de eso, porque si uno no está atento de lo que es una fake news, estás alimentando o entrando en el ruedo de debates, que son debates falsos, para ocultar los debates verdaderos. Eso lo ha dicho Pepa Bueno, directora del diario El País. Entonces hoy el periodismo de calidad es más necesario que nunca, pero más que nunca, porque es en las fake news dond está instalado el veneno de la calidad periodística.

¿Con qué sueña una entrevistadora?

Más allá de la importancia de la presencia femenina en el periodismo, la voz de la mujer, en comparación a otros tiempos en donde todo era «panel de hombres», como dicen en las redes sociales, ¿hemos salido más fortalecidas como periodistas en esta época? En consideración a que hoy en día estamos mucho más expuestas en tanto figuras.

– Yo creo que si uno mira para atrás, efectivamente eran menos figuras femeninas en la primera línea. Hoy día se ha democratizado el periodismo y la voz femenina. El aporte de la mujer en el periodismo, y como en cualquier cosa, no lo digo como panfletariamente, recoge cosas que la mirada masculina no ve. Recoge personajes, preguntas y cuestionamientos. Somos distintos, los hombres recogen las cosas que las mujeres no vemos, quizás más pragmatismo.

– Entonces, claro, hoy día hay una generación mucho más desplegada en el periodismo y yo creo que vemos más mujeres periodistas que hombres. Tiene que ver con que para nosotras las preguntas son inherentes, nosotras nacimos con las preguntas en la cabeza, las mujeres preguntamos todo, todo el día. Y tenemos también una lectura como aguda respecto del alrededor y de las personas.

– Creo que Raquel Correa abrió rutas donde era difícil abrir rutas, se sentaba frente a un poderoso cuando eso era realmente difícil. Mónica González hizo periodismo en dictadura y arriesgó el pellejo, cada minuto de su vida, mientras cubrió dictadura y develó todas las operaciones clandestinas y desapariciones de personas, junto con Patricia Verdugo. Mónica Comandari, que uno la podría poner en otro lugar. Abrió desde la revista Cosas un periodismo que claro, tenía magazine o farándula, pero con una apuesta de entrevista y de contenidos periodísticos políticos, cuando en la dictadura eso no estaba permitido, y le dio voz a los que no tenían voz. Y para qué decir la cantidad de periodistas de radios comunales, de medios regionales, que han ido poniéndole voz a esta amplificación de información.

– Viene de antes y muchos de los premios que reciben mujeres periodistas vienen de antes. Lo que pasa es que hoy es más masivo. Como todo, hoy todo es más democratizado, aunque a veces ojo, con tanta apertura… pero yo creo que hay una apuesta en el tono de la femeneidad, de lo femenino, de las habilidades blandas, de poder entender al otro, de querer saber quiénes nos gobiernan, por qué nos gobiernan. Hay más preguntas, creo yo.

Finalmente, esta pregunta es más «viaje al centro de Claudia Álamo». ¿Cuál es el sueño de una entrevistadora como tú? Una máxima aspiración, algo que diga «oh, he cumplido».

– Para mí la distinción de Raquel Correa es el mayor honor que una entrevistadora puede recibir. No vivo pensando que tengo que subir a una cumbre o que tengo que llegar a mi propio K2. Para mí es importante la valoración de tus pares, auditores, lectores, de que hace un buen trabajo, lo hace bien y le pone garra. Me aburre el periodismo de salón, me gusta el periodismo con pulso. Siento que va bien, que he sido galardonada y eso me llena de felicidad.

– Si tengo un sueño en el corazón, probablemente sea agarrar a mis hijos y vivir un año sabático recorriendo otras culturas, otros lugares. Va por ahí. Creo que el periodismo es un oficio, hay que trabajar duro cada día, no hay que confiarse nunca, hay que alimentar la información en cada momento, pero no vivo con un sueño o una ambición oculta. Mi ambición está cada día, de hacer la mejor entrevista, el mejor programa, responder a la confianza de los equipos y los auditores. Lo digo sin populismo, lo digo súper de verdad.

Porque el gran conflicto de el o la periodista es el tiempo.

– Es la vida propia.

ADN

Samantha Palma – ADN

Contenido patrocinado

El siguiente artículo se está cargando

ADN Radio
En vivo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Ciudades

Elige una ciudad

Compartir

URL copiada al portapapeles

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad