¿Cuánta participación de los jóvenes se espera en el próximo plebiscito? Experto: «Nunca más vamos a tener participación como la de 1988 y 1989»

¿Cómo será la participación de los jóvenes en el plebiscito de este domingo 25 de octubre? Ciudadano ADN analizó esta incógnita junto a un experto en la materia, el periodista y magister en Sociología de la Universidad de Chile, Andrés Scherman.

El académico planteó que, pese a la dificultad de hacer elecciones en tiempos de pandemia, «hay un interés mayor que en las elecciones previas». El nivel de participación en esas elecciones fue «extremadamente bajo», entre el 20 y el 25%. Aunque la pandemia ha sido una dificultad para hacer encuestas que determinen con seguridad las posibilidades, el experto se aventura a que cerca del 50% de los jóvenes podría votar para el plebiscito de este domingo, «cualquier cifra que se acerque a eso es un quiebre muy grande respecto a otras elecciones».

Scherman cree que, entre el segmento joven, «hay un nivel de desconfianza fuerte, y no solo en los actores políticos». Carabineros y los medios de comunicación son las dos instituciones que más han visto caer sus niveles de confianza, asociado a ciertos hitos como las movilizaciones del 2011 y los dos años recientes. La televisión aparece «lejos, como la más castigada» en términos de confianza.

«Nunca más vamos a tener niveles de participación como los de 1988 y 1989», que son históricos, advirtió el académico. Además, la coyuntura de pandemia hace que estas elecciones se desarrollen «en un escenario anómalo», siendo muy difíciles de comparar con otras.

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Los jóvenes tienden a informarse más por redes sociales, pese a que son espacios donde abundan las fake news y la desinformación. Para el experto, es difícil que volvamos al escenario anterior donde los medios tradicionales eran los más importantes, «porque gran parte de la vida de los jóvenes está en las redes sociales. Es el lugar donde se encuentran con sus pares», algo que, además, aumentó en este año de encierro.

Ante las redes sociales y las suspicacias que despiertan, Scherman puntualiza que «no hay que tener una visión maníquea. Creíamos que íbamos a tener un foro abierto donde todos íbamos a tener nuestra voz, y esa posición idealizada ya todos la hemos dejado atrás. Pero tampoco es que las redes sociales sean solo el terreno del mal y la manipulación». Esa autorregulación, sin duda, es un tema muy complejo, «y ni las mismas redes lo han podido combatir adecuadamente».

Por eso, una prueba de fuego para las plataformas como Twitter y Facebook serán las inminentes elecciones presidenciales de Estados Unidos, que permitirán ver si hubo un cambio significativo en esta autorregulación. «A estas alturas no hay nadie que defienda que las redes tuvieron un rol en la manipulación de información para la elección de Trump», recordó Scherman.

Por eso, parte de la solución pasa por hacer un trabajo frente a las amenazas informativas antes de los procesos electorales, pero «tampoco pensar que se va a retornar a los hábitos de información de hace 10 o 15 años. Nuestro ecosistema de medios cambió y va a seguir así. Va a haber que tener un sistema de regulación, pero las redes sociales no van a desaparecer de nuestro horizonte». 

Recordando que, para el segmento joven, la desconfianza de los medios tradicionales es enorme, Scherman precisó que en su labor de académico ha podido comprobar que la desinformación tiene un origen transversal. «Para ellos, las fake news no son patrimonio de las redes sociales».