La población Los Copihues de La Florida resiste a la pandemia con su olla común: «No se imaginan cuánta gente ha muerto acá. Hubo días en que pasaban 4 o 5 funerales»
"En ADN todo suma" llevó sus "bonos solidarios" hasta esta agrupación, que se dedica a alimentar a cerca de 300 personas que perdieron su trabajo durante esta pandemia. Además, atienden a domicilio a una gran cantidad de adultos mayores y personas con Covid.

Ciudadano ADN - La población Los Copihues de La Florida resiste a la pandemia con su olla común: "No se imaginan cuánta gente ha muerto acá. Hubo días en que pasaban 4 o 5 funerales"
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«ADN todo suma» sigue yendo en ayuda de quienes más lo necesitan, en forma de bonos solidarios entregados gracias a los aportes de nuestros auditores. Ayer conocimos el caso del campamento Felipe Camiroaga de Viña del Mar; hoy fue el turno de la Población Los Copihues de La Florida.
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En ese sector llevan dos meses dando la batalla a la crisis del coronavirus a través de ollas comunes. Empezaron recibiendo a 100 personas, y hoy atienden a casi 300, según contó en Ciudadano ADN Victoria Marfil Bustamante, una de las impulsoras de la iniciativa. «Tenemos un almuerzo diario, y con algunas donaciones que nos llegan podemos regalarles colaciones a los niños».
También atienden a una gran cantidad de personas de la tercera edad, 30 de los cuales están postrados. Además, en la población hay «mucha gente con Covid». Para atender a todos, aseguró Victoria, «tratamos de conseguirnos sus direcciones y saber cuál es su necesidad».
«Veía que la gente caminaba sin destino todo el día, y me di cuenta que salían a buscar su sustento por que no había de dónde sacarlo». Así cuenta Victoria los inicios de esta organización solidaria, llevada a cabo por 13 vecinos, que se reparten los roles: hay 4 cocineros, 3 ayudantes, 3 coordinadores y 3 ayudantes de limpieza, «porque hay harto que lavar».
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Fue una auditora de Radio ADN la que hizo el contacto para que las ayudas llegaran hasta el grupo. «La señora María Ester se motivó mucho al ver las tremendas filas en la sede comunitaria. Hasta ese momento estábamos solos, abandonados. Nos ayudaban vecinos y amigos almaceneros, pero no sabíamos si íbamos a seguir funcionando la otra semana. Este puente nos sirvió un montón».
En este día a día de salir a preparar alimento para los vecinos, la preocupación por el contagio no está ausente. «Asusta demasiado», reconoce Victoria. Por eso, la gente que trabaja en la olla común es joven y sin patologías. Además, sanitizan el lugar de forma minuciosa. «Hay vecinos que nos regalan aluza. Compramos mascarillas y guantes con nuestros recursos. Estas luquitas de ADN nos van a ayudar para comprar implementación. No hemos sido visitados por la Municipalidad de La Florida, ni concejales, nada de eso. Solo nos ayudan vecinos y amigos si nos falta algo».
Una comunidad que ha enfrentado la adversidad
Otra experiencia que estremece al sector es el contacto directo y diario con la muerte. «No se imaginan cuánta gente ha muerto acá. Había días en que pasaban 4 o 5 funerales. Se nos caían las lágrimas. El no poder despedir a un vecino, a un compañero de colegio, a un abuelo o a un tío. Más de alguna vez nos hemos quebrado». Este sector es uno de los más antiguos de La Florida, con mucha gente de tercera edad. «Por lo mismo decidimos hacernos cargo de ese tema, llegando a las casas con Covid. Colación, ensalada y pan. La idea es que ellos no salgan, pero hay mucho abuelo que quiere salir porque ya están ahogados en su casa. Es difícil tener a un abuelo encerrado tres o cuatro meses».
La olla común, que diariamente reúne filas de entre 70 a 80 personas, está instalada en una sede vecinal, que hasta hace poco estaba «bien abandonada». «Me la conseguí yo, y echamos a andar el proyecto. Le echamos una arregladita, aunque se nos ha llovido y nos hemos mojado. Hemos tenido que poner toldos». Para quienes quieran hacer su colaboración de manera presencial, la sede está ubicada en Nazario Chacón Zamora 6997, Villa Los Copihues (paralelo a Av. La Florida entre Walker Martínez y Departamental). Victoria adelanta que «no tenemos fogones ni congeladoras, y tenemos que hacer 50 kilos de pollo. Improvisamos un palo para mover el puré. Nos sirven las bandejas, vasos y cosas desechables para llevarle a la gente con Covid».
Victoria observa que, en su población, hay «muchos chicos cesantes esperando la cuarentena para salir a buscar. Esperamos que vengan los tiempos mejores. Esto es muy agotador. No todas las casas son grandes y están todos en cuarentena. Yo tengo 5 niños y mi casa es una locura». Por eso, agradeció «personalmente» a los auditores de Radio ADN. Con su ayuda, «vamos a poder asegurar una semana de alimento. 70 tallarines y 50 salsas de tomate. Esas luquitas van a servir para los carbohidratos de la otra semana».
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