La narcocultura como fenómeno social
Es un estilo de vida y una manifestación contracultural, pero también una moda que se vincula al tráfico de drogas.

Por Richard Jiménez
"Mambo para los presos" es una canción fácilmente pegajosa. Pero está en su letra y videoclip la expresión contracultural quizás más provocadora del último tiempo aquí en Chile.
Su autor es Yiordano Ignacio, un niño quien está en boca de miles en la calle, en las redes sociales y en los colegios.
Pero detrás, podría haber una posible apología a la violencia y su naturalización como entretenimiento. Es lo que preocupa a las autoridades, como a la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell.
Pero, hace 30 años atrás, De Kiruza se convertía en uno de lo primeros grupos chilenos en cultivar el Hip Hop, semillero de estas expresiones. Hoy, uno de sus miembros fundadores, Mario Rojas, quien actualmente es presidente de la Unión Nacional de Artistas, calificó la canción como "un aporte".
El videoclip, que hoy supera las 12 millones de visitas tras su lanzamiento en diciembre a través de Youtube, tiene como protagonista a un niño de 14 años, que vive con sus padres en la población Pudahuel Sur de la zona poniente de Santiago, que sigue yendo al colegio y que su sueño es convertirse en un artista internacional.
Yiordano Ignacio conversó con ADN y contó que la letra de "Mambo para los presos" está inspirada en lo que le pasó a su hermano, que ahora está en la cárcel y, agrega, que el video retrata lo que ocurre en las poblaciones.
Junto a su productor, Jason García, sostiene además que el tema no hace apología de la delincuencia.
Sin embargo, desde el Ministerio Público, ya alguien ha comenzado a mirar el videoclip ante las sospechas sobre el uso o no de armas de fuego reales. El fiscal jefe de la Unidad de Análisis Criminal de la zona metropolitana Occidente, Sergio Soto, comentó su visión frente a la obra.
Los narcocorridos y otros antecedentes directos.
Hasta ahora, los narcocorridos solían ser los más asociados a la narcocultura. Un fenómeno que en la década de los 70 aparece en México y que, en los últimos años en nuestro país, ha ido visibilizándose.
No se trata del tráfico de drogas propiamente tal, sino de la legitimación a través de distintas manifestaciones. Algunas más públicas y desafiantes con el orden público, como las balaceras y fuegos artificiales en funerales o para anunciar la llegada de un nuevo stock de drogas. Pero también puede tener su expresión más íntima en la religiosidad del capo del clan, en la música que lo enaltece o en la moda.
Así, la narcocultura busca legitimarse a través de la estética y de expresiones artísticas. Sin embargo, desde la sociología advierten que más peligroso resulta aún cuando se consolida como un modelo benefactor de comunidades enteras, pudiendo llegar a levantar un nuevo tipo de líder frente al vacío político que pueda existir en una sociedad.
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