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Estreno mundial y gran talento del piano en la Orquesta de Cámara de Chile

El conjunto del Ministerio de las Culturas se anotó un hito artístico en un concierto que incluyó un estreno mundial del estadounidense David Gompper y la rutilante participación del pianista nacional Gustavo Miranda.

Gustavo Miranda y OCCH

Gustavo Miranda y OCCH

El reciente programa ofrecido por la Orquesta de Cámara de Chile, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, se erigió como iluminador ejemplo del porqué su temporada ha sido probablemente la más jugada, la más atractiva, la más innovadora, y la que conlleva una verdadera responsabilidad social como conjunto estatal, manteniendo la excelencia artística por encima de todo.

Un buen marco de público en el Teatro California acompañó esta cumbre musical, que fue dirigida por el titular del conjunto, Emmanuel Siffert, a quien se debe elogiar por diseñar la valiosa programación en curso.

En primer término, el estreno mundial de ‘Meditación (sobre Derechos Humanos)’ del compositor estadounidense David Gompper (nacido en 1954), escrita especialmente para OCCH, lo que fácilmente puede ser la primera vez que una orquesta chilena comisiona una obra a un creador del país del norte. Gompper es profesor en la Universidad de Iowa, y el maestro Siffert ha grabado varios discos de su música para el sello Naxos.

La pieza es meditativa, de hecho, en cuanto a carácter, y consigue hermosos e iridiscentes efectos, a través de acordes que se mantienen por largos segundos, pero cuyo color interno va mutando. Se percibe en el discurso musical cierto conflicto, lo que sugiere que se trata de una reflexión personal de un artista frente a un tema tan sensible como son los derechos humanos.

Luego vino quien se perfila como uno de los más dotados intérpretes surgidos de nuestro suelo, el joven pianista Gustavo Miranda, quien ha cosechado sendos éxitos de crítica en sus presentaciones tanto en recitales como en esta ocasión, junto con la Orquesta de Cámara de Chile.

La obra elegida fue el Concierto para Piano Op.7 de Clara Wieck Schumann, escrito cuando la futura esposa de Robert Schumann era una adolescente, y para haber sido concebida por alguien tan joven es realmente notable, pero su esencial valor es la parte de piano, y Miranda tuvo lo que tienen los grandes intérpretes, que es persuadirnos del valor de la pieza con su toque certero y su precisión de matices y detalles. Impactante el solo de cello en la Romanza central, en manos de la jefa de fila Fernanda Guerra, quien compartió con Miranda los efusivos aplausos.

Era inevitable un bis: un Intermezzo de Johannes Brahms que nos reafirmó el sobresaliente nivel de Miranda, y que confirma todo lo que se ha escrito sobre este extraordinario talento.

Al cierre, otro botón de muestra de la acertada curatoría que ha aplicado Siffert en la orquesta, con la inclusión de la primera de las dos sinfonías que compusiera Charles Gounod. Recordado actualmente más por su música religiosa y su aporte en el campo de la ópera, aquí lo escuchamos en formato plenamente orquestal, en una obra que suena muy clasicista para ser de 1855, pero que demuestra la capacidad del francés de absorber la tradición musical, patente en el uso de fugas y un trabajo polifónico de relojería.

Como ha sido durante todo este año, Siffert dirigió con total convicción, pulcritud y omnisciencia musical, tal como cada partitura que llega a sus manos.

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