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Seguidores de ADN eligen a «Lo Siento» de Cevlade como la mejor canción chilena de la década

"Fue extraño aparecer en esa lista, y más extraño aún con esa canción, pero me alegró mucho", señaló el músico.

Seguidores de ADN eligen a «Lo Siento» de Cevlade como la mejor canción chilena de la década
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En la página de Facebook de ADN durante el mes de diciembre realizamos una serie de votaciones para que nuestros lectores seleccionen la mejor canción chilena de la década 2010-2020, eligiendo la canción "Lo Siento" de Cevlade que se impuso en la final con más de 3.200 votos a "Bailando Solo" de Los Bunkers.

Para llegar a esta conclusión se votó durante varios días dos temas diferentes de 16 músicos chilenos de variados estilos, avanzando en una llave que concluyó en su final con la medición entre el rapero y la banda penquista.

Conversamos con Cevlade al respecto:

–Si bien la mayoría y durante casi un mes votó sistemáticamente por tu canción, esta fue elegida dentro de tu repertorio por criterios más bien subjetivos. ¿Cuál sería entonces tu canción favorita de las que creaste durante esta década? ¿La que te dejó más satisfecho?

Si, fue extraño aparecer en esa lista, y más extraño aún con esa canción, pero me alegró mucho, sentí que se reconocía de algún modo mi trabajo. Respecto a mi canción favorita, es difícil. Por ejemplo, puedo elegir aquella de la que me gustó más el resultado, la que me gusta más interpretar o la que disfruté más haciéndola. Pero pensando en cuál hubiese puesto a "competir", creo que "La panacea", "Hijo" y "Alzheimer" son canciones muy, muy especiales y a mi juicio, atemporales; por lo que podrían sostener bien esa tremenda responsabilidad que implica representar una década.

–Muchos conocieron tu tema de La Casa De Astaire por tu presentación en la batalla Línea Dieciséis contra Lírika Inversa. ¿Qué recuerdos tienes de ese momento? Como profesionales de la rima uno presume que las bravuconadas son parte de la performance, como cuando encaraste a Aczino ¿no hay resentimientos posteriores en estos enfrentamientos?

Debo partir diciendo que, en esencia, no soy un competidor. El freestyle como disciplina de enfrentamiento es una rama que corre en paralelo. En mi caso he participado de algunas batallas escritas que es otro formato, uno que supone un tiempo de preparación y estudio del rival con el propósito de decir cosas más hirientes, precisas y menos genéricas; también te permite anticipar lo que podrían tirarte y blindarte ante eso. Esa batalla contra Lírika fue la primera que tuve y fui muy nervioso. Minutos antes de subir al escenario me encerré en el baño, me mentalicé y recordé la arenga que me dio un amigo muy querido (Claudio KN2) antes de salir de Chile y salí con todo.
Los resentimientos posteriores y esas cosas, en general, no existen. Con Aczino luego de esa batalla nos hemos topado muchas veces y siempre la mejor onda. A Lírika no me lo he vuelto a topar, pero seguro es igual. Con otros con los que he batallado es igual. Buena onda. Como dije no formo parte del circuito de competidores, pero cuando fue la final acá en Buenos Aires hace dos años, pude compartir con todos ellos y se nota mucha camaradería entre ellos. Dentro de todo, se manejan códigos y cada uno conoce al otro como individuo y también como personaje. Básicamente, todo queda en el escenario.

–Estás radicado desde hace un tiempo en Argentina, ¿cómo observaste desde allá las movilizaciones sociales de octubre en el país? ¿Qué reflexión te gustaría compartir al respecto?

Fue muy impactante. Ese 18 de Octubre yo estaba en México, a mitad de la gira de presentación de "RainViento", mi último disco. Debí cancelar la gira.
Lo primero que hice fue llamar a mi padre, como familia vivimos cosas horribles en dictadura, y me preocupé muchísimo. Cuando hablé con él, ¡puta que me dio felicidad! mi viejo lejos de estar preocupado, estaba mega contento porque Chile al fin había despertado y se sentía más orgulloso que la chucha de los jóvenes que sin miedo estaban dando cara.
Eso fue lo primero, luego con el paso de los días, yo ya habiendo regresado a Argentina, comencé a sentir mucha angustia e impotencia. Un desarraigo enorme y mucha culpa también, sentía que más que compartir noticias, usar mis RRSS o escribir y componer algo -hasta cierto punto oportunista o buscando likes- era insuficiente. Sentía que un piedrazo a un paco era mucho más aporte que hacer una canción o un mensaje en Instagram diciendo "Fuerza Chile". Hubo un momento de tensión máximo, cuando era evidente que ninguna de las partes iba a ceder (ni el pueblo por un lado ni el gobierno/parlamentarios/empresarios por el otro) pero creo que se impuso Chile. Creo que es imposible frenar, en este punto, la sangre que hierve dentro de cada compatriota. Eso me pone contento y esperanzado. Por supuesto que me indigna y enfurece que los pacos sigan abusando impunemente, pero la gente no les tiene miedo y estoy seguro que en poco tiempo esos enajenados estarán cumpliendo condena. No solo ellos, los altos mandos también, los políticos desconectados de la realidad y los fanáticos delirantes, también. Porque confío en que se está construyendo a base de pura dignidad un país más justo. 

ADN

Acá puedes escuchar la canción:

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