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Reportaje revela que mujeres en Brasil adquieren píldoras abortivas de narcotraficantes

The New York Times publicó un artículo sobre este problema de salud pública en el país sudamericano, en medio del debate sobre la interrupción del embarazo a raíz del fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos.

Reportaje revela que mujeres en Brasil adquieren píldoras abortivas de narcotraficantes

Un reportaje del New York Times reveló que mujeres en Brasil buscarían soluciones para abortar en el peligroso mundo del narcotráfico. Sin saber con quienes tratan ni que medicamentos adquieren, dicha realidad podría ser un indicio sobre el futuro de países que restringen el derecho al aborto.

Tras la anulación del fallo de Roe contra Wade, en Estados Unidos, posiblemente se dará un control arduo no sólo contra las clínicas que realizan el procedimiento, sino que además abarcaría una prohibición de los medicamentos abortivos. Las consecuencias podrían  llevar a mercados negros y a peligrosas situaciones para las mujeres que requieren el tratamiento, como está ocurriendo en Brasil.

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El reportaje, llevado a cabo por el New York Times, evidenció una realidad que ya se vive. Ciudadanas de ese país están buscando fármacos abortivos en el mercado negro, principalmente controlados por el narcotráfico.

«Las mujeres que las compran no tienen garantías de la seguridad o autenticidad de lo que están tomando. Y si tienen complicaciones, temen buscar ayuda», detalla la investigación. La pena por abortar en Brasil contempla hasta 3 años de cárcel.

Fármacos en el mercado negro

En dicho país, el fármaco misoprostol, traído de India, México y Argentina, se vende a un precio de entre 200 y 400 dólares en el mercado negro, por las ocho tabletas recomendadas para un aborto, en comparación con la suma menor a 15 dólares que cuesta un frasco de 60 píldoras en Estados Unidos. 

«Se las compras a un narcotraficante, pero no sabes lo que son. Todo el proceso se vuelve aterrador, es algo secreto, ya no es un medicamento», dijo Maira Marques, directora de campañas para la defensa del acceso al aborto en la organización Milhas pelas Vidas das Mulheres. «Se supone que esta es la forma más sencilla y menos complicada de abortar, pero ahora es como comprar contrabando», señaló a dicho medio.

«Debido al clima político, es mucho más difícil conseguir productos seguros y tener una asesoría adecuada, porque las redes que solían hacer eso tienen mucho más miedo», comentó Sonia Corrêa, investigadora de tecnologías de salud reproductiva en Río.

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