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Falleció en Madrid »sor María», monja imputada por robo de bebés

La religiosa murió sin responder a la justicia. Colaboraba en clínicas y se le acusa de sustraer a dos niños para adopción. Uno de los padres que adoptó la recuerda como ''de una terrible frialdad''.

Falleció en Madrid »sor María», monja imputada por robo de bebés

El juez la había citado a declarar como imputada el pasado viernes por un segundo caso de robo de bebés: las gemelas que Purificación Betegón, madre soltera, dio a luz en la clínica Santa Cristina de Madrid en febrero de 1981. Pero sor María Gómez Valbuena, la única persona de momento acusada formalmente por apropiarse de recién nacidos, no acudió al juzgado.

Su abogado, José María Calero, presentó al juez un informe médico alegando motivos de salud, entre ellos, insuficiencia cardiorespiratoria, de su cliente para no acudir. Según confirmaron al diario español El País en el convento de las Hijas de la Caridad donde residía, la religiosa falleció "hace unos días".

Sor María murió en silencio, sin dar a las madres que la acusaban de robarle a sus bebés alguna pista sobre el paradero de sus hijos. "Solo espero que Dios la perdone, porque yo no la voy a perdonar nunca", confesaba Purificación Betegón, al ver que la única persona que ella creía que podría ayudarle a encontrar a sus gemelas no acudiera a su cita con el juez.

El 12 de abril de 2012, cuando otro juez la citó a declarar como imputada por otro caso, el supuesto robo de una niña nacida en 1982 en esa misma clínica, sor María también calló porque se acogió a su derecho a no declarar. No respondió a las preguntas del juez, pero esa misma tarde envió una nota a los medios de comunicación defendiendo su inocencia y asegurando que le "repugnaba" la separación de un bebé de su madre biológica.

La religiosa trabajaba como asistente social en la clínica Santa Cristina y colaboraba en la de San Ramón, dirigida por el doctor Eduardo Vela, otro de los nombres que más se repiten en las denuncias por robo de niños.

Era muy solicitada. A ella acudían matrimonios de distintas partes de España frustrados por la dificultad de adoptar, y embarazadas en apuros. Alejandro Alcalde, que adoptó a la hija de María Luisa, recuerda a sor María como “de una terrible frialdad”. Le ofreció cambiar al bebé por otro porque Pilar había nacido enferma.

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