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En vísperas de Navidad, «Ciudadano a pata» recorre la historia de los juguetes

La columna de cultura, patrimonio y gastronomía de Ciudadano ADN, entregó una serie de recomendaciones para cenas navideñas.

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En vísperas de Navidad, "Ciudadano a pata" recorre la historia de los juguetes

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«Estamos en vísperas navideñas, por lo tanto lo que vamos a conversar a continuación nos remonta a la más tierna infancia, vamos a hablar del juguete, creo que no existe un protagonista mayor en la Navidad», fue la invitación de Mario Cavalla, en esta nueva jornada de «Ciudadano a pata», la columna sobre cultura, patrimonio y gastronomía de Ciudadano ADN. 

Abriendo con la historia del «rey» de estas fiestas, el columnista comentó que «es más antigua de lo que uno imagina«, siendo el primer registro en la época de la antigua Mesopotamia, donde el «juguete más antiguo, propiamente tal, era una muñeca, porque la muñeca era una representación genuina del ser humano».

En Egipto, por ejemplo, «las niñas egipcias tenían su símil de Cleopatra y jugaban a maquillarla», mientras que «los romanos, tenía algo similar, que eran unos muñecos hombres que los vestían como soldados«.

De esta manera, Cavalla aseguró «la muñeca siempre fue la reina, hubo de hueso, de marfil, de porcelana, la porcelana fue muy importante cuando los juguetes ya llegan a Chile, en forma más frecuente a mediados del siglo XIX«.

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A raíz de lo anterior, explicó que el máximo proveedor de juguetes era Alemania, ya que «a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el 80% de los juguetes que venían del extranjero eran de Alemania».

Comenzando con la historia nacional del juguete, «se da cuenta de que era una cosa bien exclusiva de alta sociedad, la clase alta tenía el privilegio de adquirir buenos juguetes porque en el fondo eran caros«. Por su parte, «el niño pobre se las arreglaba con lo que podía y replicaba con la muñeca o la pelota de trapo«.

Pero, ¿cuándo cambia esto? «Cuando Pedro Aguirre Cerda asume el gobierno el año ’38 y define, en el fondo, que el juguete es una necesidad, y el Estado debe proveerla a todos los niños de Chile. Ahí crea un comité Navidad, donde se comienza a recaudar fondos para que todos lo niños tengan acceso, entonces ahí nace una industria muy importante que es la industria nacional, donde empezaron a aparecer todos estos jugueteros», explicó el columnista.

Es por esto que Cavalla realizó un recorrido de los clásicos juguetes, comenzando por «la micro chilena, que era muy divertido, porque si uno miraba por la ventana habían clásicos personajes chilenos; apareció el borrachito, la señora malgenio, el cabro chico curioso, era algo bien entretenido».

Y continuó con el carabinero de lata, la pelota de fútbol, «la bolsa de soldaditos, que no se podían parar», el Meccano, el hula hula, el Ataque Naval, entre otros. Pero el columnista se detuvo, el clásico «caballo de palo, que si lo miras ahora no tiene mucha gracia, pero en esa época estabas todo el día arriba del caballo«.

Así, analizó que antes los juguetes «te permitía la creatividad, que se ha perdido un poco con los juguetes de ahora«, y que también era un tema colectivo, no de competencia, porque «lo entretenido del día siguiente era juntarse con los amigos y no ostentar, sino que compartirlo y que todos fuéramos capaces de disfrutarlos».

Cenas navideñas

De juguetes, el columnista pasó a la gastronomía con una serie de recomendaciones de restaurantes que ofrecen cenas navideñas completas, para aquellos que «no quieren cocinar».

Su primer dato, fue del restaurante el Ancla, «que ha ido acotando un poco su carta en función a lo que ha ido pasando», comentó Cavalla. «Ellos tiene la posibilidad que se puedan pedir cenas domicilio y sobre todo tienen muy buenos productos congelados«, por lo que recomendó el Canelón del Centolla, Chupe de jaiba o de locos, empanadas de mariscos, pino o camarón queso, pulpo y las marchas a la parmesana.

Así, pasó a la Gregoria Cocina, que ofrecen cenas frías, generalmente más cargado a la entrada y a platos tradicionales argentinos, con posibilidad de encargarlos hasta el 22 de diciembre.

Finalmente, en la Codice, el columnista entregó el menú completo. El picoteo incluye albóndiga de pavo, con salsa de mango, empanada de champiñón y hummus. De plato de fondo se puede escoger entre merluza austral con costra de semillas sobre verduras y puré de habas, plateada estofada con gratín de papas o solomillo de cerdo con risotto de espárragos.

Mientras que de postre, hay panacotta de arándano, crema de limón y merengue o brownie de crema de chocolate. Todo esto a un valor de $11 mil pesos por persona.

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