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«La mano de Dios»: a 34 años, «Deportes con historia» revisó el mito de Diego Armando Maradona

La columna deportiva de Ciudadano ADN contó detalles del mítico partido entre Argentina e Inglaterra que alzó como estrella mundial a la figura de Diego Armando Maradona tras sus dos inolvidables goles, junto con otra efeméride del día: el campeonato de Brasil en México 1970.

«La mano de Dios»: a 34 años, «Deportes con historia» revisó el mito de Diego Armando Maradona

Ciudadano ADN - "La mano de Dios": a 34 años, "Deportes con historia" revisó el mito de Diego Armando Maradona

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Con la música de El Potro Rodrigo, cantante argentino de cuarteto que se hizo internacionalmente famoso con su tema «La mano de Dios», Cristián Arcos comenzó en su columna «Deportes con historia» de Ciudadano ADN su revisión de la figura de Diego Armando Maradona, a 34 años de aquel mítico gol contra Inglaterra por los cuartos de final del Mundial de Fútbol de 1986.

Maradona sigue siendo «para muchos el mejor jugador de futbol de todos los tiempos», en constante disputa de ese título con el brasileño Pelé. Sin embargo, y a juicio de Arcos, ambos jugadores poseen dos tipos de registro muy distintos, tanto en lo futbolístico como en lo simbólico. «Lo de Maradona para el pueblo argentino alcanza ribetes heroicos», explicó. «Los ídolos tienen mucho de contexto, y él tiene esta cosa insolente, de potrero, de venir muy pobre».

Fue un día como hoy, 22 de junio de 1986, cuando la selección trasandina disputó el paso a semifinales contra Inglaterra en el Estadio Azteca de Ciudad de México. No era un partido cualquiera. «Fue la primera vez que se enfrentan después de la Guerra de las Malvinas. Era enfrentarse con el que fue tu enemigo en guerra hace dos o tres años, con todo lo que significó para Argentina: perder la guerra, perder las islas, y la caída de la dictadura».

Al inicio del segundo tiempo y luego de un empate a cero, el 10 anotó dos goles con cuatro minutos de diferencia. Una actuación que, para Arcos, es «una metáfora del propio Maradona», al demostrar en un lapso de tiempo tan corto dos facetas de sí mismo. «En el minuto 51 fue capaz de engañar a todos con este gol, ‘la mano de Dios’, una avivada para muchos. Y cuatro minutos después, anotó el mejor gol de la historia de los mundiales».

«No debe ser fácil ser Maradona», reflexionó el tenor escritor sobre un jugador que obtuvo la fama a los 15 años y se transformó en un ícono de la argentinidad. «Todo en Maradona es exagerado, desde sus conductas hasta la idolatría hacia él».

El árbitro que permitió el mito

No es menos increíble la historia del árbitro de ese encuentro, Ali Bennaceur, quien luego de validar esa «mano de Dios», nunca volvió a dirigir un partido de la FIFA. Su explicación fue que estaba mal ubicado y no pudo observar bien el gol de mano, «y siempre ha culpado al jefe de linea», el búlgaro Bogdan Dotchev.

Muchos años después, en 2015, una academia internacional juntó a Maradona con Bennaceur, y el argentino le llevó de regalo una camiseta. Y hace no pocos años, en el show televisivo «La noche del 10», que el goleador condujo en la televisión argentina, «Maradona dijo lo evidente: que el gol a los ingleses fue con la mano».

El origen de la mítica denominación está en duda: «no queda claro si fue efectivamente una frase de él o fue ornamentada por un reportero», pero la historia dice que, en su declaración post-partido, Maradona dijo que su gol «fue un poco con la cabeza, otro poco con la mano de Dios». Tras ese partido 2-1, no solo Argentina logró llegar a la final y ganar una copa del mundo por última vez, con infructuosos intentos posteriores, sino que hizo del 10 el personaje intra y extrafutbolístico que es. «Uno podría decir que Lionel Messi tiene más títulos y hace más goles, lleva 15-20 años jugando bien, pero no es Maradona. Es un asunto de contexto, en una Argentina que estaba aprendiendo a caminar de nuevo en democracia», reflexionó Arcos.

El segundo gol de Maradona, conocido como «El gol del siglo» por su indiscutible calidad, y a cuya inmortalización contribuyó el relato del uruguayo radicado en Argentina Víctor Hugo Morales, a quien le debemos la autoría de la frase «barrilete cósmico, de qué lado viniste». Según Arcos, «hay goles que se entienden por su relato. Éste fue de los más legendarios, recordados, y hoy viralizados, de la historia del fútbol mundial».

El periodista deportivo argentino Andrés Burgo relata, en su el libro «El partido», detalles del enfrentamiento que terminó con un 2-1 a favor de Argentina. Del lado inglés de la historia, en tanto, existe un documental del fallecido técnico de la selección, Bobby Robson, donde se muestra cómo su carrera se detuvo tras ese partido, y «uno ve la impotencia de un entrenador que no tiene cómo explicar que perdieron. Se sienta en la rueda de prensa y no dice nada».

50 años de la hazaña de Brasil en México 1970

Otra efeméride de estos días, que también tiene como coprotagonista a tierras aztecas, son los 50 años del campeonato que logró Brasil en México 1970, de la mano de Mário Zagallo, un tipo «afable, campechano, buena onda», seleccionado por Joao Havelange, en ese entonces presidente de la federación brasileña, para lograr la adhesión popular tras la salida de José Saldaña, periodista y mucho más controvertido. Todos los partidos de Brasil, con excepción de la final, se jugaron en la ciudad de Guadalajara.

Con un afán de demostrar poderío, Havelange contrató como preparadores físicos a dos jóvenes que venían nada menos que de la NASA: Carlos Alberto Parreira y Claudio Coutinho, que con el tiempo también llegarían a ser técnicos de la selección. Zagallo, por su parte, seleccionó a todos los 10 de los mejores equipos brasileños, entre los que se contaban Pelé del Santos, Gerson del Sao Paulo, Tostao de Cruzeiro y Rivelino de Corinthians. El problema surgió cuando efectivamente hubo que armar el equipo y tenía que elegir dos jugadores para la posición. Pero la solución vino de parte de los jugadores: «¿Y si jugamos todos?», fue su propuesta, y el entrenador accedió.

Así fue como Brasil 1970 hizo historia, recordado por muchos como el mejor equipo de todos los tiempos, y el único en ganar todos los partidos en un mundial. Otro nombre clave fue el del volante Clodoaldo, «que corría por todos, corría como enfermo, en una época en que los jugadores no eran tan atletas». Luego de esta hazaña, Brasil no volvió a llevarse una Copa Mundial hasta 1994, bajo la dirección técnica del mismo Parreira, quien fuera preparador físico en 1970. El otro preparador, Coutinho, tuvo un desenlace mucho más trágico: tras comandar la Selección en 1978, murió tres años después, a los 42 años, y ahogado en una playa, pese a que era un nadador eximio.

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