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El día que el Estadio Nacional fue devuelto por los militares

El gestor cultural Alfredo Saint-Jean recibió las llaves del recinto.

El día que el Estadio Nacional fue devuelto por los militares
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El icónico Estadio Nacional Julio Martínez Pradanos de la ciudad de Santiago vivió momentos complejos durante la dictadura de Augusto Pinochet, siendo campo de concentración y tortura de los prisioneros políticos de la época.

Una vez finalizado el régimen de facto y asumiendo como presidente el democratacristiano Patricio Aylwin, se vivió una particular historia en el recinto, el día anterior al evento del 12 de enero de 1990, cuando se reinauguró la democracia.

El día jueves 11 de enero de 1990, con el gobierno de la Concertación recién asumido y sin que hubiera autoridades nombradas en diversos cargos, como el administrador del Estadio Nacional, se le pidió a un director artístico ir a recibir el recinto de Ñuñoa.

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El también gestor cultural chileno, Alfredo Saint-Jean, fue quien se dirigió a esta tarea, para comenzar a preparar el evento del día siguiente. "Fue muy, muy especial. La noche anterior, la persona que estaba a cargo del estadio, me entregó las llaves", relata.

En entrevista con el programa Déjame Pensarlo de Radio ADN, Saint-Jean cuenta que "simbólicamente fui, en democracia, el que recibió el Estadio Nacional (…) Durante 24 horas fui, no sé si la palabra corresponde, el administrador del estadio".

"Esa noche yo me quedé a dormir en el estadio. Me fui a la mitad de la cancha. Confieso que lloré como loco, porque era muy simbólico: ¿Por qué yo recibía el Estadio Nacional? Porque lo recibí, aunque fuera por pocas horas", agregó el director artístico.

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"En lo concreto yo recibí el Estadio Nacional. A mí me entregó un manojo de llaves un señor militar. No recibí, me las tiró encima de la mesa, realmente. Hubo mucha tensión. Durante enero y febrero existió mucha tensión, porque no nos pasaron oficinas, no querían prestar la cancha, nos ponían dificultades, regaban en cualquier momento, incluso me mojaron varias veces", relata Saint-Jean.

El gestor cultural de 72 años se refirió a esa noche y contó que "pensé en este recinto que fue prisión, que fue cárcel y por qué me toca a mí. Recordé de los presos, de los compañeros fallecidos, de los compañeros desaparecidos, de los parientes fusilados. Todo eso me bajó y me puse a llorar, fue mucha emoción junta".

Alfredo Sant-Jean finalizó comentando que en ese estadio "me tocó vivir y presenciar todos los partidos del Mundial de 1962. De la alegría del Mundial del '62 a que fue recinto de prisión y donde tuve compañeros, donde tuve amigos míos, que fueron torturados, que fueron muertos. Todo es se me vino a la cabeza esa noche".

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