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Andy van der Meyde, la caída de una promesa holandesa por culpa de las drogas y el alcohol

El volante comentó en su autobiografía varios de sus excesos, que terminaron acabando con su promisoria carrera.

Andy van der Meyde, la caída de una promesa holandesa por culpa de las drogas y el alcohol

Dentro de los casos de jugadores talentosos que se perdieron por culpa de los vicios se suelen repetir los nombres de Paul Gascoigne, George Best o Adriano. Sin embargo, hay otros exponentes, menos difundidos, que también en su momento se les avizoraba un gran porvenir, pero terminaron en las garras del alcohol y las drogas.

Es el caso de Andy van der Meyde, considerado uno de los niños bonitos del fútbol holandés y que estaba llamado a dirigir, junto con otros cracks como Wesley Sneijder y Arjen Robben, a la Oranje a la gloria.

De una gran calidad gracias a su despliegue por la banda derecha, el volante podía ser utilizado por ambo perfiles gracias a su verticalidad, determinación y decisión. Sin embargo, todos esos antecedentes quedaron enterrados por culpa de sus noches más oscuras, de acuerdo a lo que contó en una autobiografía titulada “Geen Genade” (Sin Piedad).

"Tenía dinero y podía comprar todo lo que me viniera en gana y estar con las mujeres que me propusiera. Hacía lo que me apetecía en cualquier momento, desde el día que debuté. Ahora pienso cómo podía hacer eso y echar a perder de esa forma mi carrera", sostuvo.

Dentro de los pasajes interesantes del libro, Van der Meyde cuenta cuando pasó del Inter al Everton, instancia en la que cayó en sus peores momentos.

"Me ofrecían el doble de lo que me pagaban en el Inter, y ni me lo pensé. Lo primero que hice nada más llegar a Liverpool fue comprarme un Ferrari y emborracharme en uno de los sitios más famosos de la ciudad. Salía los sábados y los domingos. Pero también los lunes, los martes, los miércoles…Bebía a todas horas. Era una forma de no pensar en nada", esgrimió.

Los excesos fueron tales que comenzó a influir en su ámbito privado y en la salud.

"Íbamos de fiesta en fiesta. A veces iba a casa a por ropa y le decía a mi novia que nos íbamos de concentración a un hotel, cuando en realidad lo que pasaba era que la fiesta continuaba. Bebía sin parar y consumir cocaína estaba a la orden del día. No podía controlarlo. Luego, para dormir, necesitaba muchas pastillas o no era capaz de hacerlo. Había cosas un poco más fuertes que sólo se podían conseguir con recetas médicas y entonces lo que hacía era robárselas al médico del club", comentó.

Su fin en el Everton llegó tras ser internado en 2006 a una clínica por una mezcla de sustancias, entre las que se contaba el alcohol y la cocaína. David Moyes, DT del Everton, le apartó del equipo y perdió la paciencia cuando faltó dos veces a un entrenamiento.

El retiro no se hizo esperar, puesto que a los 29 años consiguió una prueba en el PSV, pero no alcanzó ni a debutar. Dejó la actividad a los 30 años y se dedicó a jugar en un club de barrio.

Su carrera finalmente se puede resumir en lo siguiente, como relata en un pasaje del libro: "Fui una vez a Manchester de fiesta. Me bebí una botella de ron entera yo sólo y llegué justo a la hora del entrenamiento sin tiempo para descansar. Hice los mejores tiempos físicos, pero todo el mundo sabía de mi estado. No podía esconder que iba borracho".

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