Campeona mundial de inmersión submarina a pulmón se encuentra desaparecida
La deportista rusa Natalia Molchanova, de 53 años de edad, desapareció bajo el mar el domingo 2 de agosto.
Tras un despliegue infructuoso de las autoridades, una compañía privada de operaciones acuáticas busca a
. La deportista rusa, de 53 años de edad, desapareció bajo el mar el domingo 2 de agosto en aguas de la isla española de Formentera.
La voz de alarma se dio cuando la deportista no retornó a la superficie mientras practicaba zambullidas en compañía de otros tres buceadores. Estaban a unas dos millas de la costa, en un área de aguas claras y donde el fondo del mar está a unos 80 metros.
Sus compañeros lanzaron un aviso de emergencia, pero el rastreo inmediato de los colegas de expedición, realizado tanto a ojo como bajo el mar, fue infructuoso. Tampoco dio resultado el sobrevuelo de la zona y la búsqueda por mar por parte de los equipos estatales de rescate.
A lo largo de su carrera de riesgo, Molchanova alcanzó a los 69 metros de profundidad. Con peso fijo y aletas se sumergió hasta los 101 metros. En Internet se le atribuye la capacidad "de apnea estática de nueve minutos y dos segundos" y el haber nadado, sin respirar, 182 metros de largo de piscina.
Kimmo Lahtinen, presidente de la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea (AIDA), declaró a The New York Times: "Ella era una estrella de la apnea y ninguno de nosotros pensaba que nada pudiera dañarla; pero jugamos con el mar y cuando juegas con él ya sabes quién tiene más fuerza".
Ahora trabaja en el lugar un robot submarino con cámaras de vídeo y teledirigido desde una barca donde se reciben las imágenes en directo. Fue contratado por la familia de la deportista.
"Pensamos que, al no haberla hallado en las primeras horas de iniciarse la búsqueda, el cuerpo está en el fondo", explica Miguel Félix Chicón, del organismo español de rescate.
"Quizás esa mujer padeció un síndrome hipóxico (una reducción del aporte de oxígeno), quedó inconsciente al subir, y se ahogó", observa Manu San Félix, experto submarinista internacional. " Es una muerte dulce trágica pero sin percatarse, clásica en las inmersiones en apnea que requiere siempre estar acompañado por un buceador".