Escuela rural de montaña recolecta celulares para regalar a niños en clases online: «Es una de todas las brechas que hay»
La escuela, ubicada más allá del Cajón del Maipo, a 60 kilómetros de Santiago, está reuniendo teléfonos usados y nuevos para que sus alumnos puedan continuar con el proceso de aprendizaje. La directora del establecimiento, Jessica Mallea, contó los detalles de la campaña en Ciudadano ADN.

Ciudadano ADN - Escuela rural de montaña recolecta celulares para regalar a los niños en clases online: "Es una de todas las brechas que hay"
17:44
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
La localidad de San Gabriel está ubicada en el Cajón del Maipo, a 60 kilómetros de Santiago. Allí, en muchos lugares, apenas hay señal de internet, y gran parte de los niños no tienen celular, o solo tienen uno por familia. Por eso, la Escuela de Concentración Fronteriza San Gabriel, escuela rural de montaña, inició una campaña de recolección de celulares y chips, para superar la brecha tecnológica, que es «una de todas las brechas de los niños de la cordillera», según dijo en Ciudadano ADN la directora del establecimiento, Jessica Mallea, quien contó detalles sobre la iniciativa.
«Estamos cerca de Santiago pero a la vez somos super distintos. Tenemos una alumna que llega a caballo. Varios tienen caballos, son parte de su vida, que es una vida de arriero, una cultura de montaña. Nuestra escuela trata de rescatar esa identidad cultural: ser una escuela de montaña», contó la profesora. Cuando recién partió la pandemia, los docentes y funcionarios de la escuela salieron a acompañar a esas familias, donde descubrieron «cesantía, hambre, frío. Y nos fuimos dando cuenta que no queríamos chiquillos que se quedaran atrás porque no tenían acceso».
Una de esas niñas es Esperanza Barahona, de 12 años, alumna de séptimo básico de la escuela, y que vive en el pueblo de El Volcán. «Antes era más difícil pero ahora con el celular nuevo que me regalaron me ha facilitado. Antes tenía que caminar mucho», cuenta la alumna que tiene compañeros de zonas tan alejadas como Baños Morales, y que señala a Inglés y Lenguaje como asignaturas favoritas. «Salgo al cerro y ando en patines», contó sobre sus pasatiempos preferidos.
Jessica agregó que la campaña partió por entregarle celulares a los niños que no tenían. «Con la mamá de Esperanza salían muy temprano y se iban a los potreros a encontrar una señal, porque trabajaban con el teléfono de ella».
Esta es la muestra de un segundo problema: los niños que usan el teléfono de la mamá, porque no tienen uno propio. Tampoco tienen plan, por lo que todos los contenidos de las clases online se entregan a través de las redes sociales, que vienen incluidas en el servicio básico de la compañía telefónica. «Los papás vuelven a las 6 de la tarde y recién a esa hora los niños se ponen a ver sus tareas. Las clases de los niños más grandes empezaban a las 9 de la mañana a través de Zoom y muchos no lo podían hacer. Los profesores estaban a las 12 de la noche, o los sábado y domingo, contestando whatsapp».
Una campaña exitosa, pero que necesita de más apoyo
Hasta ahora, el balance de la campaña es exitoso. «Nos llegaron una cantidad de chips de regalo, muchos. Nos faltan celulares sí», advierte la profesora. La mayoría de los teléfonos recolectados son usados y hubo que mandamos a reparar, «pero también nos han llegado nuevos. Un sindicato de trabajadores nos regaló ocho, esos se los regalamos a los niños que viven más lejos porque necesitan aparatos más firmes», contó.
13 profesores, más funcionarios, sumando 28 personas entre todo el personal de la escuela, están abocados a la campaña, en un contexto que para Jessica es una «gran oportunidad para desarrollar una creatividad en cambiar métodos y acceder a la tecnología. Nosotros mismos nos manejábamos re poco en plataformas, ahora nos peinamos», reconoce.
Un trabajo que se suma a la necesaria contención emocional que deben entregar a apoderados y niños durante esta crisis. «Muchos tienen cerro, pueden salir, tienen caballos, pero también tenemos niños en los pueblos muy encerrados, y se hace difícil porque son casas pequeñas y hay harto hacinamiento». Por eso, un completo equipo de educadoras diferenciales, kinesiólogos y terapeutas ocupacionales está trabajando permanentemente, incluso de manera presencial. «Ahora estamos de vacaciones, que es lo que corresponde y era lo que merecíamos», cuenta Jessica, quien también tiene una hija, actriz y de 27 años, que «está trabajando y aportando con ollas comunes, al pueblo, a la gente».
Las ayudas a la Escuela de Concentración Fronteriza San Gabriel pueden hacerse llegar al teléfono +569 98855259 o al mail jmallea@cormu.sjm.cl.
Sigue a ADN.cl en Google Discover
Recibe nuestros contenidos directamente en tu feed.























