VIDEO. El vínculo poco conocido entre los hongos y los incendios forestales en Chile
Víctor Orellana, exsubdirector de Onemi, reveló en Ciudadano ADN cómo una práctica ancestral hoy se ha vuelto altamente peligrosa en medio de la emergencia climática.

GETTY IMAGES
Con el inicio del verano y el aumento sostenido de las temperaturas, el riesgo de incendios forestales vuelve a instalarse como una de las principales amenazas del país.
En ese contexto, el experto en gestión y prevención de desastres Víctor Orellana, exsubdirector de la Onemi, explicó en Ciudadano ADN la compleja relación entre los incendios, la acción humana y prácticas como la recolección de hongos, particularmente en zonas forestales.

Incendio forestal / Constanza Ovalle
El experto fue enfático al señalar que en Chile “casi el 100% de los incendios forestales son provocados por acción humana”, ya sea por accidentes, negligencias o intencionalidad.
Dentro de ese escenario, advirtió que existen actividades agrícolas y rurales que históricamente utilizaron el fuego de manera controlada, pero que hoy se han vuelto altamente riesgosas. “Hay ciertos hongos comestibles que aparecen después de los incendios, especialmente en zonas de pino, y esa cosecha, que es casi ancestral, a veces utiliza el fuego para producirse”, explicó.
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Según el especialista, el problema es que el cambio climático alteró completamente las condiciones en que estas prácticas se realizaban. “Cosas que antes eran seguras, hoy ya no lo son. Con altas temperaturas, baja humedad y viento, el fuego se escapa con mucha facilidad y puede transformarse en un incendio forestal de gran magnitud”, advirtió.
Orellana también contextualizó este fenómeno dentro de un escenario climático cada vez más extremo. “Ya no estamos hablando solo de cambio climático, sino de una emergencia climática. Las temperaturas récord, los periodos prolongados de sequía y la acumulación de material vegetal hacen que los incendios sean más intensos y rápidos”, sostuvo.
En ese sentido, recordó que actualmente existen incendios de sexta, séptima e incluso octava generación, caracterizados por una velocidad y energía que superan la capacidad humana de control. “Son incendios que avanzan kilómetros por hora y frente a los cuales muchas veces solo queda contenerlos y proteger zonas habitadas”, explicó.
Finalmente, Orellana llamó a reforzar la prevención y a entender que el factor humano es clave. “El fuego siempre ha acompañado al ser humano en el uso del territorio, pero hoy la regla del fuego cambió. Si no ajustamos nuestras prácticas y conductas, el riesgo seguirá aumentando”, concluyó.

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