EE. UU. La historia de Blaine Milam, el hombre que será ejecutado por matar a un bebé de 13 meses en un “exorcismo”
El condenado fue sentenciado por la brutal muerte de la hija de su pareja, un crimen que estremeció al condado de Rusk y que aún genera debate sobre la pena de muerte.

La historia de Blaine Milam, el hombre que será ejecutado por matar a un bebé de 13 meses en un “exorcismo” / MoreISO
En Texas, el corredor de la muerte vuelve a abrir un capítulo que mezcla brutalidad, controversia judicial y debate sobre la pena capital. Este jueves, Blaine Milam, de 35 años, enfrenta la inyección letal por el asesinato de Amora Carson, la hija de 13 meses de su entonces pareja, ocurrido en diciembre de 2008 en el condado de Rusk. Según los fiscales, la niña fue sometida a una tortura prolongada bajo la idea de un “exorcismo” para expulsar un supuesto demonio de su cuerpo.
La autopsia reveló múltiples fracturas de cráneo, brazos, piernas y costillas, además de mordeduras y signos de estrangulamiento y mutilación. El patólogo forense señaló que era imposible establecer una causa única de muerte, dado el número de lesiones fatales. Milam fue condenado a muerte, mientras que su novia, Jesseca Carson, fue sentenciada a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional por ayudar en el crimen. Ambos tenían 18 años en ese momento.
La defensa y las apelaciones
Milam se ha declarado inocente, culpando a Carson y alegando que ella sufría delirios religiosos y un trastorno neurológico que la hacía percibir rostros distorsionados de manera malévola, lo que habría motivado las agresiones. Sus abogados han pedido a la Corte Suprema de Estados Unidos suspender la ejecución, argumentando que las pruebas de mordeduras usadas en el juicio —hoy desacreditadas científicamente— y ciertos análisis de ADN no son confiables. También han sostenido que Milam padece discapacidad intelectual, lo que lo haría inelegible para la pena de muerte.

(Departamento de Justicia Penal de Texas)
La Fiscalía General de Texas sostiene que la discapacidad intelectual ya fue descartada en fallos previos y que el ADN lo sigue vinculando al cuerpo de la víctima. Incluso sin las pruebas cuestionadas, aseguran que existen evidencias suficientes: intentos de ocultar pruebas y una confesión posterior a una enfermera. Para el fiscal del caso, la justificación del “exorcismo” fue solo una forma de encubrir el crimen.
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Un debate más amplio
El caso reaviva la discusión sobre la fiabilidad de ciertos métodos forenses. En 2016, un informe federal ya advertía que el análisis de marcas de mordeduras “es claramente poco confiable desde el punto de vista científico”. En paralelo, organizaciones de derechos humanos cuestionan la pena de muerte en un estado que lidera históricamente las ejecuciones en el país. Si se concreta, esta sería la quinta en Texas en 2025 y la número 33 en todo Estados Unidos este año, con Florida a la cabeza con 12.
El trasfondo humano
Más allá de la maraña legal y forense, el fiscal Micheal Jimerson reconoció que resulta “muy difícil aceptar la idea de que alguien obtenga satisfacción de la tortura de un bebé”. La brutalidad del caso, sumada a las dudas sobre las pruebas y la responsabilidad individual de los acusados, deja un debate abierto sobre justicia, ciencia forense y el uso de la pena capital en Estados Unidos.
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