José Zara, exintegrante de la DINA, deja Punta Peuco tras cumplir condena por el asesinato de Carlos Prats y su esposa
La condena fue dictada recién en 2010 por la Corte Suprema, junto a otros exagentes de la DINA.
Agencia Uno / Rodrigo Saénz
El brigadier en retiro del Ejército, José Octavio Zara Holger, abandonó la madrugada de este martes el penal de Punta Peuco luego de cumplir la condena de 15 años y un día de presidio por su participación en el asesinato del excomandante en jefe del Ejército, Carlos Prats, y su esposa, Sofía Cuthbert.
Zara, de 82 años, salió del recinto penitenciario cerca de la medianoche sin entregar declaraciones a la prensa y fue trasladado por su familia hasta su domicilio en la comuna de Las Condes.
27 de septiembre de 2013/ SANTIAGO Ex militares recluídos en el Penal Cordillera por delitos de lesa humanidad conversan el interior del recinto a la espera de ser trasaladados a Punta Peuco. FOTO: RODRIGO SAÉNZ/AGENCIAUNO / Rodrigo Sáenz
El exuniformado integró la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y fue procesado en 2003 por el atentado que acabó con la vida del matrimonio en Buenos Aires, el 30 de septiembre de 1974. En aquella ocasión, un artefacto explosivo instalado en el vehículo de Prats detonó en plena vía pública, causando la muerte inmediata de ambos.
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El hecho es considerado el primer magnicidio cometido en el extranjero por orden de la dictadura de Augusto Pinochet y formó parte de la coordinación represiva conocida como Plan Cóndor.
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La condena contra Zara fue dictada recién en 2010 por la Corte Suprema, junto a otros exagentes de la DINA como Pedro Espinoza, Raúl Iturriaga y Mariana Callejas. La investigación estuvo a cargo del ministro Alejandro Solís, quien logró acreditar la participación de la cúpula del organismo represivo en el crimen calificado y en asociación ilícita.
Carlos Prats, además de haber sido comandante en jefe del Ejército antes del golpe de 1973, se desempeñó como ministro del Interior y de Defensa durante el gobierno de Salvador Allende, llegando incluso a ocupar la Vicepresidencia de la República. Su asesinato, junto con el de su esposa, se convirtió en un símbolo de la persecución política ejercida por la dictadura contra opositores en el exilio.